Le elección del pasado domingo 6 de junio trajo consigo múltiples enseñanzas que nos darán herramientas a diversos analistas para ir entendiendo tanto la alta participación ciudadana manifestada en una elección intermedia, como los resultados electorales provistos por la ciudadanía en las 32 entidades federativas.

De entrada, como sabemos, esta elección fue la más grande que haya tenido nuestro país por el número de cargos de elección popular en juego: más de 20 mil. Además, se contó con el mayor listado de electores: más de 93 millones y el mayor número de casillas instaladas que alcanzaron más de 162 mil que fueron operadas por más de 1 millón 400 mil funcionarios y funcionarias de casilla, entre otros rubros.

Esta elección también se caracterizó por buscar la consolidación de la paridad de género y su materialización en los diversos congresos tanto en la Cámara de Diputadas y Diputados, así como en los 30 congresos locales que fueron renovados. Queda pendiente la revisión de las diversas acciones instrumentadas para atender a la población denominada vulnerable y que, en esta elección, aunque en un piso mínimo, fueron considerados para el registro de candidaturas como la población indígena, la población migrante, de la diversidad sexual, personas afromexicanas, discapacitadas y migrantes.

Pero en mi opinión, hay un tema que debe ser de análisis urgente por el Poder Legislativo y que, de alguna manera, ya hemos insistido en el tema en otros espacios. Me refiero a la forma en que los cómputos de la elección se llevan a cabo. Me explico.

A nivel federal, de acuerdo con lo que dispone la legislación federal, el cómputo de las elecciones se lleva a cabo el miércoles siguiente al día de la jornada electoral, es decir, 3 días después de las elecciones. Esto llevo a que, por ejemplo, en la elección presidencial de 2006, y toda vez que fue una elección muy competida, el Programa de Resultados Electorales Preliminares no pudiera dar una tendencia clara y los Conteos Rápidos tampoco pudieran dar una aproximación de un posible ganador, lo que derivo a que hubiera prácticamente cuatro días de vacíos de información, domingo, lunes, martes y miércoles, y fue hasta el jueves en la madrugada en que los cómputos dieron un veredicto. Esto no puede volver a ocurrir.

Sin embargo, este esquema no ha cambiado en la legislación federal así que si, por ejemplo, en 2024 llegamos a tener nuevamente a una elección muy competida tendríamos la misma problemática.

Hay una solución que encontramos en la legislación electoral de la Ciudad de México y que ha mostrado por años y con creces sus beneficios. De acuerdo a la norma electoral de nuestra Ciudad Capital, el cómputo de las elecciones que tuvieron verificativo se lleva a cabo no el miércoles siguiente, sino el mismo día de la jornada electoral.

¿Cómo se lleva a cabo este cómputo? La explicación es simple. Una vez que la casilla electoral ha cerrado, ha realizado su cómputo y con ello se traslada a la sede del Consejo Distrital respectivo, en ese momento, con la entrega del primer paquete electoral se realiza el cómputo casilla por casilla.

Este método tiene varias ventajas, entre otras las siguientes:

Todas y todos los actores políticos tienen fresco lo sucedido ese mismo día en la jornada electoral por lo que resulta más fácil ser vigilantes de la elección y, en su caso, del reclamo de diversos incidentes, independientemente de los medios de impugnación que decidan interponer ante las autoridades jurisdiccionales electorales.

Que el cómputo se haga el mismo día de la elección tiene la ventaja de que, a más tardar, los resultados definitivos de la misma estén a más tardar en el transcurso del día siguiente a la jornada electoral y no como a nivel federal 4 o 5 días después.

Consecuentemente, tenemos aquí un tema de análisis para una posible y necesaria reforma a la legislación electoral federal que implique, optimizar los resultados electorales en favor de generar mayor certidumbre en los resultados electorales.

Está en sus manos legisladores y legisladoras del Poder Legislativo esta respetuosa propuesta. Suerte.

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