La casilla única se ha instrumentado ya en los procesos electorales celebrados en los años 2015 y 2018 como parte de las disposiciones que le dieron al Instituto Nacional Electoral (INE) nuevas atribuciones derivadas de la reforma constitucional en materia político electoral de 2014.

Así, en la elección de 2018 se aprobaron 150,438 casillas únicas en 289 de los 300 distritos electorales en que se divide, a nivel federal, la geografía electoral del país, es decir, la casilla única tuvo una cobertura del 95.93% a nivel nacional.

En la elección de 2021 se renovará a nivel federal la Cámara de Diputados, y a nivel local habrá elecciones para múltiples cargos resaltando 15 gubernaturas, así como elecciones en 30 entidades del país para la renovación de congresos locales, ayuntamientos y alcaldías. Esto trae como consecuencia la instalación de este modelo de casilla única para recibir la votación de los electores que concurran a las casillas para depositar su voto tanto para la elección federal como local.

Este modelo de casilla única busca optimizar el flujo de la votación contando para ello con espacios idóneos que permitan el fácil y libre acceso de los electores, la instalación óptima de canceles y materiales electorales que garanticen el secreto en la emisión del voto, y que permita que los representantes de los partidos políticos y candidaturas independientes que, en su caso se registren, puedan vigilar la correcta operación y desarrollo de la votación el día de la jornada electoral, entre otros aspectos.

Para 2021, el INE estima la instalación de alrededor de más de 164 mil casillas electorales por lo que serán necesarios 1.4 millones de funcionarios, es decir, de personas que son nuestros vecinos que formarán parte de este gran ejército que atenderáy operará el flujo de electores para que voten con seguridad por las candidaturas, partidos o coaliciones que, en libertad y secrecía así dispongan.

Para ello, de acuerdo con información pública del INE, alrededor de 48 mil supervisores y capacitadores serán los encargados de dotar de la debida capacitación a la gente que, como funcionarios de casilla, ayudarán a este enorme ejercicio democrático en donde serán renovados 21,368 cargos de elección popular.

No obstante, me parece que la casilla única debe evolucionar con miras a irse adaptando al uso de nuevas tecnologías, es decir, hacia una operación vinculante, como se ha realizado a nivel local en diversas entidades federativas, con el uso de las llamadas urnas electrónicas que han demostrado su efectividad en la recepción del voto ciudadano, sobre todo, en la optimización de tiempos para la emisión de resultados.

Por supuesto que estos mecanismos de votación requerirán de una serie de cambios a la normativa electoral que bien pudieran discutirse ampliamente y materializarse al término del proceso electoral en curso e instrumentarse para la elección de 2024 de forma gradual y paulatina que le permita a la ciudadanía irse adaptando y familiarizando con estos instrumentos.

De igual forma, no estaría de más que el INE, al término de la elección del año que entra, realice los diagnósticos necesarios para registrar las ventajas y oportunidades en este tipo de sistemas de votación, así como de revisar que, en un futuro, la población también pueda escoger su modalidad de votación, es decir, presencial en la casilla (con urna electrónica), o bien, por internet como se aplicará en once entidades federativas que recibirán en 2021 el voto de sus connacionales desde el exterior.

Analista.
@fdodiaznaranjo

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