A partir de 2006 las y los mexicanos residentes en el extranjero pudieron votar por primera vez por un cargo de elección popular; lo hicieron por la presidencia de la República a través del voto postal.

No fue sino hasta 2012 que el otrora Instituto Electoral del Distrito Federal (hoy de la Ciudad de México), luego de los acuerdos y beneplácito de las representaciones de los partidos políticos, llevó a cabo un proyecto de gran trascendencia: el voto exterior para las y los ciudadanos de esta Ciudad Capital, pero, además del voto postal, por internet.

Con la creación del Instituto Nacional Electoral (INE) en 2014, se establecieron diversos criterios para permitir que, a partir de 2021 se ampliaran las opciones del voto exterior: el voto postal, el voto en algunos consulados y el voto por internet.

En un hecho sin precedentes, en 2024 las y los mexicanos residentes en el extranjero pudieron votar, a nivel federal, por la presidencia de la República y senadurías; a nivel local por varios cargos de elección popular destacando algunas gubernaturas, así como algunas diputaciones (diputación migrante y de representación proporcional), esto siempre y cuando las constituciones y legislaciones electorales locales así lo establecieran.

De estas elecciones destacó que, entre las modalidades de voto postal, el voto en algunos consulados y el voto por internet, el 70% de las personas que votaron desde lo exterior, prefirieron hacerlo por internet. Esto es un mensaje claro de que dicho mecanismo resultó ser el más atractivo y apto para nuestros connacionales.

En el voto por internet, la ciudadanía puede registrar su voto de forma anticipada, puede ejercerlo desde una computadora fija, lap top, Tablet o incluso desde un dispositivo móvil, lo que resulta atractivo para la ciudadanía, en especial para nuestras juventudes que son el segmento de la población que menos participa en elecciones.

En este contexto, el voto por internet constituye una potenciación de los derechos político-electorales de las y los mexicanos residentes en el extranjero, consecuentemente, parecería que su instrumentación al interior de la República sería un paso natural pero no lo es.

La ciudadanía que vive al interior del país no puede votar por internet a pesar de diversos reclamos de la sociedad, de opiniones de expertos, de exigencias de diversos actores políticos, de opiniones de magistrados electorales, de posicionamiento de algunas y algunos consejeros del INE, entre otros.

En días pasados, el INE resolvió que, “desde un análisis jurídico no existe viabilidad para implementar el voto por internet de forma generalizada para la ciudadanía en territorio nacional, debido a que esta posibilidad no está considerada en la legislación electoral”.

La salida a enfrentar un avance a la modernidad electoral no pudo ser más evasiva, grotesca y fuera de contexto. El INE ha llevado a cabo cualquier cantidad de proyectos que no están considerados en la legislación electoral; dos ejemplos entre varios, en 2021 apostó por la paridad de género en gubernaturas y ha determinado el uso de dispositivos electrónicos para recibir la votación en algunas casillas.

Sin embargo, el INE consideró viable realizar pruebas piloto del voto por internet para la población con discapacidad que no puede acudir a la casilla, así como a sus cuidadoras primarias en las elecciones locales de Coahuila de 2026, en atención a la sentencia Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación SUP-JDC-639/2024. Es decir, sin esta sentencia el INE, ¿hubiera avanzado en el análisis de la viabilidad de implantar el voto por internet en territorio nacional?

No podemos seguir con sistemas de votación que llevan décadas usándose y que son muy costosos cuando la solicitud de diversos trámites se realizan por vías electrónicas; cuando las y los servidores públicos realizan sus declaraciones patrimoniales en mecanismos digitales; cuando muchas y muchos mexicanos realizan operaciones todos los días desde su móvil para transferencias bancarias, solicitud de créditos, pago de servicios; cuando el proceso de fiscalización del INE se sustenta en un sistema informático, entre varios aspectos más.

La democracia exige una permanente actualización, con mecanismos transparentes, auditables y seguros como lo es la votación por internet.

No obstante, en tiempos de una reforma electoral, esperamos que el Legislativo sea sensible para establecer en la legislación el voto por internet como opción de votación en territorio nacional.

Analista político

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