El Día Internacional de la Mujer conmemora cada la lucha de las por su y su desarrollo íntegro como personas en igualdad de condiciones que los varones. En nuestro país, esta igualdad está reconocida por nuestra Carta Magna, al proclamar que “todas las personas” deben gozar de los derechos humanos, sin discriminación alguna motivada por cualquier circunstancia que menoscabe la dignidad humana.

Esto quiere decir que en México nuestro constituyente ha determinado reconocer una serie de derechos que corresponden a toda persona por el simple hecho de ser persona, con independencia de cualquier circunstancia que podríamos llamar “externa”, como pueden ser sus preferencias, origen étnico, edad, discapacidad, condición social o sexo. En el mismo texto constitucional se reconoce como un rasgo esencial de todo derecho humano su carácter universal: la titularidad de los derechos humanos debe extenderse a todo individuo de la especie humana.

A partir de esto, la conclusión evidente es que en México las mujeres gozan de los mismos derechos que cualquier varón por el hecho incuestionable de que tienen la misma dignidad humana. Entendida esta obviedad, afirmar la universalidad de los derechos ¿no supondría negar la posibilidad de reconocer derechos diferentes a las mujeres? Dicho con otras palabras, ¿No es superfluo reconocer derechos específicos a las mujeres si, según decíamos, son iguales en dignidad y en derechos que los varones? ¿No es ocioso conmemorar un día específico relacionado los derechos de la mujer?

La respuesta a estas interrogantes es un NO rotundo . Y esto es así porque cuando se pretende garantizar la vigencia de los derechos de cualquier colectivo particular de personas no se hace con el fin de formular “nuevos derechos humanos”, pues no existe ninguna diferencia entre la dignidad de las personas pertenecientes a un colectivo específico respecto de las demás personas. No existen derechos de los que solo la mujer sea titular y no el varón.

El que se enfatice la garantía de los derechos en favor de un colectivo particular, en este caso, de las mujeres, lejos de contradecir su esencia universal, la afirma. Precisamente porque los derechos son universales y, por ende, iguales a todos los seres humanos, es evidente que en el plano de los hechos las mujeres se encuentran en una situación de desigualdad y desprotección estructurales: conviene enfatizar esta circunstancia.

A pesar de los grandes avances del mundo moderno, todavía millones de mujeres siguen siendo ignoradas, explotadas y abusadas en razón de su género, convirtiéndose en víctimas silenciosas de una violencia física, psicológica y verbal que, lamentablemente y no con poca frecuencia, les arrebata la propia vida.

La lucha histórica de las mujeres ha consistido precisamente en la conquista de esos mismos derechos que a los varones no nos han sido negados y eso me parece motivo suficiente para darle el peso y la importancia que merece el día que hoy se conmemora. Un día que debe invitarnos a todos, especialmente a los varones, a reflexionar qué acciones concretas ponemos de nuestra parte para que la vigencia plena de los derechos de las mujeres sea una realidad.

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Director de la Facultad de Derecho 
Universidad Panamericana 

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