Este mes de noviembre se recuerda el inicio de nuestra revolución de 1910. Ahora por disposición oficial, las fechas cívicas no se festejan exactamente en la fecha de su celebración.

Se dice que esta disposición permite que se puedan realizar actividades recreativas, y una mayor convivencia familiar, uniendo al fin de semana la fecha cívica.

Sin embargo, esto constituye un motivo más por el que se olvidan los días en los que acontecieron sucesos que conforman nuestra historia.

Lamentablemente en las escuelas se ha perdido la sana costumbre de realizar ceremonias especiales en las fechas cívicas del calendario.

Sería muy útil que la Secretaría de Educación Pública, impulsara e hiciera resurgir esas actividades escolares con las que se recuerde, pero también se ensalce y resalten los natalicios de nuestros héroes, su muerte, como los momentos que muchas veces con sangre hicieron al país.

En esta ocasión, no me referiré a alguno de los diferentes, importante temas que ocupan la agenda nacional, haré recuerdos de ese movimiento armado transformador, sustento y antecedente a las realizaciones, como defectos que vivimos.

A la decisión del apóstol con alma de niño, como alguna vez ha sido calificado Madero, se debe el inicio de ese movimiento que marcó el final del gobierno de Porfirio Díaz, que si bien durante su largo gobierno hubo desarrollo en distintos rubros económicos, también se presentaron profundas diferencias sociales y la pobreza de la inmensa mayoría de la población.

Con la promulgación del Plan de San Luis de Madero, en el que se invitaba a tomar las armas en contra del gobierno se inició una nueva etapa de nuestra historia.

Etapa en la que como resultado de las elecciones convocadas en 1911, llegó Madero a la Presidencia de la República, pero por un tiempo breve por el golpe de estado perpetrado en su contra que hubo de haberle costado la vida.

Se inicia así otro momento de nuestra historia con Venustiano Carranza levantado en armas en contra de Huerta.

El país se mantenía con levantamientos en distintos lugares. Se convocará entonces a un Congreso Constituyente que elaborará en 1917 nuestra actual constitución federal.

Murieron jefes revolucionarios, Carranza, Zapata, Villa, Obregón. Es con Plutarco Elías Calles, y la fundación del entonces Partido Nacional Revolucionario, cuando se inicia una etapa distinta con el propósito de respetar el Estado de Derecho.

El inicio de nuestra revolución está claramente definido, respecto de su final hay diferentes criterios. Hay quienes dicen que concluyó en 1917 con la promulgación de la Constitución; otros dicen que con la elección de Plutarco Elías Calles en 1924; también hay quien afirma que con la muerte de Obregón en 1928 y algunos autores dicen que concluyó en 1940.

Lo trascendente es que ese movimiento armado nos dio una constitución de avanzada en su momento, y señaló las bases institucionales del país. Nadie puede negar, por encima de los defectos que existan, que el México de hoy es resultado de los gobiernos y el sustento jurídico conquistado en las últimas décadas; cuidemos esos logros por bien nacional.

Everardo Moreno Cruz
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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