Has dejado de ser Presidente, y por eso te llamo así, como lo hacía antes de que tuvieras la honrosa tarea de presidir el Poder Ejecutivo Federal, y más de una vez, nos encontrábamos con nuestro inolvidable Mario Vázquez Raña.

Estoy consciente, el principio de presunción de inocencia es un derecho consagrado en nuestro orden jurídico, y constituye un valioso instrumento para proteger a las personas y salvaguardar su prestigio y respetabilidad, así como garantizar una eficiente investigación confidencial.

No podemos entonces considerarte culpable de ningún delito sino hasta que así fueras declarado en una sentencia judicial; sin embargo, las ilegales declaraciones realizadas por distintas autoridades, son las que me llevan a preguntarte ¿por qué, Enrique?

Mientras no se pruebe que esos 26 millones de pesos que te fueron transferidos ahora que vives en España, existe razón para preguntarte si eso es cierto, y si lo es, de donde provino esa millonaria cantidad.

De la misma manera el que vivas en España, como se ha dicho en los medios de comunicación en un lujoso fraccionamiento; que estés vendiendo un departamento en más de seiscientos mil euros; el que existan según lo ha informado la Fiscalía General de la República, tres Carpetas de Investigación por la presunta comisión de diferentes ilícitos, nos lleva a dos tristes reflexiones.

La primera, para preguntarnos, por qué la Fiscalía, que debe ser ejemplo del cumplimiento de la ley, actúa con tanta ligereza y viola la confidencialidad a la que por ley está obligada respecto de las investigaciones realizadas.

Esta conducta de la Fiscalía, se encuadra en la fracción XXVIII del artículo 225 del Código Penal Federal, del Capítulo en donde se ubican los delitos cometidos contra la Administración de Justicia. Esa fracción, refiriéndose a los delitos que pueden cometer los servidores Públicos, textualmente dice: “Dar a conocer a quien no tenga derecho, documentos, constancias o información que obren en una carpeta de investigación…”

La Fiscalía no solo lo hizo, sino hasta anunció que en unos meses habrá de hacer llegar esas carpetas a un juez. No me explico esa violación a la ley por parte de quien debería ser la primera institución en respetarla.

La segunda reflexión, atiende al título de este artículo. ¿Por qué, Enrique?, desperdiciaste la simpatía popular con la que llegaste, después de haber hecho triunfar de nuevo a nuestro Partido, para estar ahora por tu conducta, señalado en investigaciones penales.

Imagino que debes de sentirte mal, triste y avergonzado, por el solo hecho de que se cuestione tu probidad, y que vayas a tener la obligación de probarla ante los tribunales.

De la misma manera, imagino que debe preocuparte que la conducta que se te atribuye, y hasta en tanto no demuestres lo contrario, es un señalamiento en contra del Partido que te postuló y que, por muchos hechos de deshone stidad y frivolidad de sus militantes, está ahora viviendo una ostentosa debilidad que no le puede augurar ni asegurar para el futuro, resultados electorales positivos.

Que todo lo que ahora en tu contra se dice, sea falso, así lo deseo. Estoy seguro, que preferirías vivir en Toluca y no en Madrid, y poder salir a la calle y recibir el cariño de la gente, y tener la autoridad moral para invitar a votar por el PRI, y encabezar campañas en favor de nuestros candidatos.

Esperemos los resultados de esas carpetas, que no sean sino armas electorales del actual gobierno, y no acciones de justicia en contra de un deshonesto servidor público.

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Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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