Lamentablemente ninguna se obtuvo en Tokio, pero de oro, ha habido varias ganadas con las ocurrencias de varios de nuestros políticos, y tristemente se seguirán ganando. Estoy seguro. Seré concreto, porque el espacio es corto.

Comienzo por referirme a la más reciente, la de un presidenciable al que siempre he creído inteligente, Marcelo Ebrard. Esta de oro es en reconocimiento a lo absurdo.

Se la ganó, al pedir una indemnización a los fabricantes de armas en los Estados Unidos. Lo sé, Marcelo no es abogado, pero cómo suponer que puede fincársele responsabilidad, aunque sea de carácter civil, a quienes fabrican armas, cuando no son ellos quienes las introducen al país, dan clases de tiro, o les tranquilizan diciendo que en este gran país, se les abrazará, y sus balazos no serán correspondidos.

La responsabilidad es del gobierno mexicano, que permite la introducción de esos artefactos, y dicho con tristeza, de la ineptitud para darle seguridad a la población.

Una más de oro, por lo insensato, es para otra presidenciable, la Señora Claudia Sheinbaum, Doctora en Ciencias, quien no obstante que la Secretaría de Salud Federal señala semáforo rojo para la Ciudad que gobierna, expresamente declara que no hay ninguna restricción en las actividades, y que para ella, el rojo es naranja.

Con el criterio de su compañero presidenciable, podría reclamarle una indemnización a las armadoras de automóviles por el alto número de accidentes viales.

De la misma manera, a los fabricantes de bebidas alcohólicas por los gastos de manutención de las personas que reprueban el alcoholímetro, y el sostenimiento del centro “El Torito”, adonde son internados.

Otro presidenciable, Ricardo Monreal, también se llevó un oro a la insensibilidad social, al postergar en principio, el desafuero de diputados que tienen carpetas de investigación pendientes de integrarse en las Fiscalías.

El Señor Presidente López Obrador, tampoco se queda rezagado. Ante la preocupante y lamentable información oficial de que ha aumentado la pobreza, declara que no es así, por “disponer de otros datos”, y así se gana el oro a la incredulidad sin sustento.

Pero otra obtenida por el Titular del Ejecutivo, a la falta de previsión y cuidado a la niñez, es cuando expresa que las clases se tienen que iniciar, “así, truene, llueva o relampagueé”, para finales de agosto.

En esa especialidad de desatención a la niñez, ya había obtenido otra, con la falta de medicamentos para los niños enfermos de cáncer.

Y para Palacio Nacional, el medallero ha estado nutrido. Estas dos que menciono es el premio a lo absurdo, que lleva a la hilaridad. Me refiero a la solicitud al Rey de España, y al Papa, pidiéndoles ofrecieran disculpas por los abusos cometidos hace varios siglos.

Otra medalla de oro, para el despilfarro inútil que se da con el avión que no se usa, pero se gasta en su mantenimiento, y en los boletos que tienen que comprarse para los viajes presidenciales.

De tal manera, que no podemos sentirnos carentes de medallas de oro, a las cuatro de bronce, podemos agregar todos las de oro enunciadas, y muchas otras que no he mencionado.


Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.

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