Es difícil imaginarlo. Es una contradicción que atenta contra conceptos fundamentales de la geometría y la razón misma.

Eso es lo que ahora estamos viviendo en nuestro gran país.

No recuerdo en ninguna de las administraciones de gobierno que haya contemplado, por haberlas mirado como gobernado o estudiado, que se hayan presentado los hechos preocupantes que ahora existen.

Tiene toda la razón el Secretario de Gobernación, licenciado Adán Augusto López, cuando el pasado miércoles en el Senado de la República, expresó que México esta viviendo un “clima de crispación” Es muy cierto, y es una verdad triste que se torna dramática, cuando quien lo propicia cotidianamente, es quien debería evitarlo.

Bien estuvieron las palabras del Titular de Gobernación cuando invitó a “construir acuerdos y consensos” y afirmar con sensatez, que “nadie es dueño de la verdad absoluta” y que “toca a todos construir un México mejor”.

Plenamente de acuerdo con las palabras que de manera textual he citado entre comillas, que expresó desde la tribuna del Senado.

Sin embargo, estoy seguro que el debe estar convencido que esa crispación y ese enfrentamiento tiene su origen en las expresiones y actitudes permanentes y diarias del Presidente de la República.

Si el licenciado López Obrador todo el esfuerzo que dedica a confrontar, atacar e incluso insultar desde el alto sitio que la voluntad popular lo colocó hace tres años, el país estaría progresando más.

Y no solo me refiero a sus catilinarias mañaneras en contra de aquellos a quienes mira como sus enemigos por no aplaudir todas sus ideas, sino también a muchas acciones de gobierno que en nada ayudan al desarrollo nacional.

Desde la solicitud absurda de pedir que España y el Vaticano pidan perdón por su desempeño durante la conquista y evangelización que más han provocado molestia en el exterior y bromas en el interior, hasta estar hablando, a tres años de distancia, de quién puede ser el próximo Presidente, y con ello confrontar a quienes pueden tener legítimas aspiraciones.

Señor Secretario de Gobernación, por nuestro México al que estoy seguro ama usted como lo debe amar el Presidente de la República, ubíquelo. Hágale sentir que es Presidente de todos, y que así como no puede haber un círculo cuadrado, tampoco pueden coexistir, para bien de una Nación, un responsable de la política interior, que es usted, que habla de la concordia, y que el jefe que lo designó, solo se esmera en dividir a los mexicanos. Como dicen mis alumnos en la Universidad: no se vale.

Aprovecha cualquier oportunidad para atacar y dividir. Estuvo en Iztapalapa y además de volver a remarcar su simpatía por la presidenciable Jefa de Gobierno, atacó al Partido Acción Nacional, haciendo una remembranza de las elecciones del año 2000 en que triunfó electoralmente para gobernar, y hacerlo bien, la ciudad de México.

Por eso, cuanta razón tienen las palabras de ese patriota y brillante mexicano, el licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, que al recordar un aniversario más del periódico que dirige, expresó que “se debe privilegiar el diálogo y unidad para dejar atrás la diatriba, el insulto.”

Everardo Moreno Cruz
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.

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