Hip Hop por la Paz es una iniciativa coordinada por Red VIRAL y Bendito Estilo, en alianza con UNODC, Conasama y la SSPC, que convoca a juventudes de todo el país a expresar, desde el hip hop, sus experiencias de vida, mensajes de paz, dignidad y futuro. Su propósito es visibilizar a quienes históricamente no han tenido espacio —incluidas cientos de personas jóvenes de la Generación Z en barrios, comunidades y personas en centros penitenciarios— y demostrar que, cuando se abre un entorno digno, responden con talento, conciencia y creatividad. En esta primera edición participaron más de 1,000 personas: 550 desde colonias y barrios (180 canciones) y 624 personas de centros penitenciarios (204 temas desde 109 centros de 25 estados y todos los centros federales). El concierto con 12 equipos finalistas en el auditorio Roberto Cantoral fue profundamente emotivo y, tras una deliberación ardua, los jueces otorgaron los primeros lugares a Guerrero, San Luis Potosí y Estado de México; en la vertiente penitenciaria fueron reconocidos los penales de Venustiano Carranza, Bucerías y un empate entre Atlacholoaya y Zumpango.
Algunas historias de los campeones y finalistas:
Itza Díaz —Honney en el rap y Miel en el graffiti— comenzó a grafitear a los 15 años como forma de protesta y desde Acapulco, encontró en el hip hop un espacio para sanar depresión, duelo y rabia. Descubrió el impacto que tenía ver a una mujer grafiteando o tomando el micrófono en un ambiente dominado por hombres. La canción ganadora dice: “Que se extingan las balas y las guerras se terminen, impulsa a los artistas y que disminuya el crimen.. Hoy yo me junto con los guerreros representando al mundo entero”, terminó sonando en el Cantoral y en 80 aniversario de la ONU. Para ella este proyecto llegó “como del cielo” y se convirtió en prueba viva de que trabajar en equipo cambia ideologías y que Guerrero también puede contarse desde la resistencia y la esperanza.
Jonathan Maqueda —J Maya— creció en Lomas del Sol, Los Cabos, un punto rojo “nivel God” donde muchos amigos se quedaron en la calle. Se enamoró del hip hop al ver 8 Mile en MTV y hoy mezcla rap, pop y R&B para que su música pueda escucharla desde su abuela hasta su hija. Para Hip Hop por la Paz reunió a un equipo sólido que creó un coro que se volvió himno del movimiento: “Unidos por la paz, por un mundo diferente, porque unidos somos más, la fuerza está en mi gente”. En el Cantoral descubrió que el público ya lo coreaba, y ahora su canción sonará en radios estatales, recordando que también desde un barrio marcado por la violencia se puede inspirar y abrazar a otros.
Marvin A. García —Zoket— es de la colonia Artículo 27 en Monterrey y tomó su nombre artístico de socket, en homenaje al oficio electricista de su padre. Amante del freestyle, llenó su letra de metáforas y referencias para mostrar “lo bonito del hip hop”: comunidad, baile, creatividad y resistencia. Tras su estupenda presentación, muchos asistentes y colegas se acercaron para decirle: “Te vimos en Hip Hop por la Paz… queríamos que ganaras”. Su mensaje es directo: las calles son duras, pero el hip hop sigue siendo una salida real para quienes se atreven a escribir y tomar el micrófono.
José Eduardo López Zuñiga comenzó vendiendo dulces en los camiones de Tizayuca y luego descubrió que a través del rap, sus letras podían hablarle a jóvenes “perdidos en el vicio” para recordarles que sí se puede salir adelante. Reunió talento de varios municipios de Hidalgo y construyó una canción que va del día a día al “ya no más violencias”, lo que les abrió puertas en radio, entrevistas y reconocimiento estatal. En el Cantoral se sintió tratado por primera vez como artista grande, pero lo que más lo marca es escuchar a jóvenes decirle: “Por tus rolas aquí le ando metiendo a puras cosas positivas, mano”.
Hip Hop por la Paz mostró que en México existen voces poderosas que solo necesitan un espacio digno para florecer. Lo vivido en el Cantoral fue una declaración colectiva de futuro, comunidad y esperanza. A quienes ayudaron de alguna forma, a los que se unieron, confiaron, escribieron, grabaron, cantaron, bailaron, pintaron y compartieron sus historias: gracias totales.
@EuniceRendon

