Desde el inicio de nuestro gobierno federal en 2018, entendimos que los problemas del país y de la Ciudad de México en particular, son en su gran mayoría multifactoriales por lo que, en consecuencia, las soluciones correspondientes deben seguir esa misma lógica. Es por esto que nos propusimos construir una estructura de coordinación interinstitucional para dar respuesta a las demandas y necesidades de justicia de la ciudadanía.

En mis inicios como abogada, nunca imaginé la importancia que la ciencia y la educación continua implicarían para la impartición de justicia en materia penal; antes, la así llamada “Prueba Reina” era la confesión contundente de culpabilidad, y ya se imaginarán cuántos casos (con víctimas incluidas) fueron resueltos de esta manera nada científica.

El maestro Fix Zamudio indica a la “acción penal” como aquella que ejercita el Ministerio Público ante el juez competente para que se inicie el proceso penal, se resuelva sobre la responsabilidad del inculpado y, en su caso, se aplique la pena o medida de seguridad que corresponda. Pero para ejercer la “acción penal”, el Ministerio Público requiere llevar ante el juez la narración de una historia que se sostenga en base a una investigación avalada por pruebas que permitan concluir quién cometió un delito, cómo lo hizo y por qué lo hizo.

Hasta hace algunas décadas la certeza de las pruebas era, en muchos casos, verdadero acto de fe que debía interpretar un juez, a menudo sin ser experto en la materia.

Sin embargo, con la evolución de las ciencias aplicadas a la investigación criminal, la veracidad de una prueba tiene hoy cada vez mayor confiabilidad porque el método científico ha dado certeza a las investigaciones y la prueba, que es multifactorial, ya no es privativa de las ciencias forenses, pues ahora se aplica también en la teoría del caso, tanto como en la investigación que realiza la policía.

Esto que parece ser algo muy sencillo, ha revolucionado la forma de abordar el fenómeno criminal y la procuración de justicia en la CDMX; y ha sucedido en menos de dos décadas. A todos y todas quienes hemos participado en el noble oficio de procurar justicia, nos ha sido difícil entender que esta manera de trabajar, más eficiente, pasa por aprender a hacerlo de manera científica, horizontal y multidisciplinaria, incorporando tecnología, aplicando el método científico para la investigación y fomentando el espíritu de cuerpo.

El nuevo modelo de investigación, además requería perfiles profesionales de las diferentes áreas de conocimiento: Ciencias fisicomatemáticas y de ingenierías, Ciencias biológicas y de la salud, Ciencias sociales, así como de humanidades y artes. De esta forma, la FGJCDMX tiene hoy incorporados a 1,000 policías, entre ellos, ingenieros, psicólogas, psicólogos, filósofos, arquitectos, sociólogos, médicas, abogadas, fotógrafos… todas y todos, especialistas ya en el método científico de investigación policial para beneficio de los habitantes de la CDMX.

Estoy convencida de que lo que hemos logrado en este gobierno de la 4T, es demostrar que las cosas se pueden hacer de una manera distinta y que, por todas y todos, no podemos renunciar a seguir mejorando las instituciones.

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