“Abraham Lincoln tenía la suficiente experiencia en asuntos públicos para ser un hombre de Estado, pero no la suficiente para convertirse en un político”, publicó James Russel Lowell, en la primera edición de la revista The Atlantic en octubre de1860. Siglos después, inicia la revista en su primera edición de 2022, bajo el título: “Un partido y una nación en crisis”. El artículo de hace décadas no se refería sólo a las cualidades de Lincoln, sino también a su nuevo partido, el Republicano.

“Los republicanos —escribió Lowell— saben que la verdadera política es gradual en sus avances, condicional y no absoluta, que debe tratar con hechos y no con sentimientos”.

Ahora, es evidente que hay una descomposición del Partido Republicano de entonces y el de nuestros días. Advierte: “es suficiente afirmar que sus más recientes y catastróficos cambios avanzan hacia el autoritarismo, el nativismo y la conspiración que amenazan a la República”. Considérense las mas recientes elecciones perdidas por Trump y la toma del Capitolio el 6 de enero de 2020.

El Partido Republicano formado entonces para salvar los ideales del conservadurismo, hoy es evidente que no comparte ni mínimamente la opinión, el liderazgo y las políticas del Partido Demócrata. Sin embargo, mantenerse distante de partidismos, como reitera la revista, no significa que se niegue lo obvio, de las críticas al Partido Republicano. Resulta más que evidente el distanciamiento, si no es que la confrontación entre ambos partidos, a la que habría que agregar las jornadas de movilizaciones de las nutridas huestes de Trump que se preparan para la elección presidencial de 2024. Son escasas las críticas dentro del Partido Republicano. Incluso hay propuestas en marcha para reducir el voto de hispanos y otras minorías, destacadamente en Texas, pero también en otros Estados.

En relación con la crisis partidista que golpea a la democracia en Estados Unidos, la revista The Atlantic menciona varios (de los mencionados, destacan cuatro, señalados por con quien esto escribe).

1.- La insurrección con la toma del Capitolio donde se formalizaba el triunfo electoral del presidente Biden el 6 de enero de 2020 y la mentira que la instigó no son políticas de las que los republicanos puedan deshacerse cuando les parezca.

2.- Si Mit Romney y Susan Collins son los únicos que ponen límite entre la República y sus enemigos, estamos perdidos.

3.- Lo que acontece en EU es realmente un nuevo movimiento de masas políticamente violento (con liderazgo supremacista blanco.)

4.- Nada tan cercano a la pérdida de confianza en la democracia ha acontecido en EU. Antes, incluso los confederados reconocieron el triunfo de la elección de Lincoln, sabían que habían perdido.

Puede concluirse que la Democracia —así con mayúscula— en Estados Unidos atraviesa su más aguda crisis política. Con todo lo que ello implica, interna y externamente: ya que tiene una amplia gama de repercusiones en América Latina, el Caribe, en Asia, Europa… y en el mundo.

Es evidente que la violencia política está resurgiendo con modalidades particulares y hasta extremas lo que no es una cuestión menor desde Afganistán y Rusia hasta Nicaragua, Colombia o México... Atraviesa países y continentes, asume distintas modalidades, debilitando democracias e imponiendo gobiernos encabezados por autócratas, hasta donde es posible. La Democracia está en vilo.

Periodista, analista internacional

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