Este 2020 las elecciones presidenciales en Estados Unidos enfrentan tres circunstancias críticas que se desarrollaron casi simultáneamente y que en mucho incidirán o definirán el voto electoral. El primero es el equívoco y errático manejo de la pandemia mundial del coronavirus en Estados Unidos, con un retraso que agudizó el número de afectados por la pandemia que hoy se ubica con 5 milllones 257 mil 587 enfermos y 166 mil 716 muertos, el más elevado número de defunciones en el mundo. La crisis se agudizó al no escuchar a los expertos y entrar en confrontaciones con la Organización Mundial de la Salud, que llevaron a EU primero a retirar el financiamiento a la OMS y posteriormente a retirar a EU del organismo de la ONU dedicado a la salud en el mundo. Hubo una segunda ola de contagios al reabrir prematuramente actividades en varios estados por recomendación del Presidente. En el manejo de la pandemia, EU es considerado mundialmente el peor país, seguido por Brasil y en tercer lugar por México. El manejo del coronavirus tiene un peso negativo para la reelección de Trump, imposible de borrar y difícil de revertir.

Una segunda crisis simultánea, como consecuencia de la pandemia es la caída de la economía y en particular del empleo que se traduce ya en la mayor crisis económica desde la Gran Recesión que afecta a EU y al mundo entero como consecuencia de la pandemia. Hasta antes de la pandemia, la economía era un activo para el Presidente Trump.

La tercera crisis en Estados Unidos son las vigorosas protestas contra el racismo que encendió en todo el país el asesinato del afroamericano George Floyd por un policía blanco. Las protestas antirracistas fueron enormes, las más grandes desde la década de los sesenta. La reacción del Ejecutivo fue intentar imponer “la ley y el orden”, con policías y fuerzas armadas, lo que provocó el choque con los manifestantes a través de golpes y detenciones, de gases contra quienes pacíficamente protestaban, lo que agudizó las protestas que adoptaron el lema de Black Lives Matter. Hasta hoy se mantienen protestas en algunas ciudades de EU, en particular en algunos suburbios. Para apagarlas con la misma fracasada política de “ley y orden”, Trump está enviando fuerzas federales a ciudades, sin consultar con los gobernadores en sitios como Portland y Chicago. No hay precedentes de acciones de este tipo para evitar las protestas en la historia reciente en EU. Se mantiene y reaviva el descontento, mientras Trump pretende oscurecer la realidad. Dice un proverbio griego: “Los dioses ciegan a quienes quieren perder”.

Esas tres crisis simultáneas tienen consecuencias políticas con un peso negativo para la presidencia de Trump que busca un segundo periodo, y está decidido a lograrlo cueste lo que cueste a la democracia en EU. Decidido a obtener la reelección, está muy incómodo con la nueva forma de hacer política electoral: sin grandes concentraciones de los candidatos y sus seguidores, le cuesta adaptarse. Y está incómodo con encuestas electorales que colocan a su rival Joe Biden, candidato a la presidencia, del Partido Demócrata por arriba de las preferencias electorales, incluso en estados tradicionalmente republicanos o en algunos que han apoyado y seguido a Trump como Wisconsin y Michigan.

La carrera electoral se calienta, faltan menos de 100 días para las elecciones. Hace tres días el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, dio a conocer a quien es ya la candidata a la Vicepresidencia: Kamala Harris, destacada Senadora de California, por cierto el estado más cercano a México, mujer afroamericana y afroasiática que apoya a los grupos en defensa de los migrantes, mujer que ha sido Procuradora (Prosecutor) de California. Kamala Harris es una política con capacidad oratoria y aplomo y que enfrentará a Trump quien ya reaccionó en su contra, ¿le teme? De ganar la elección, como vicepresidenta tendrá un poder importante como cabeza del Senado. Trump la ve como un enemigo fuerte, pero afirma que él no sabe perder y no perderá. ¿Y las encuestas desfavorables? Hay candidato a la presidencia y vicepresidencia con fuerza, raíces, antirracismo y capacidad para gobernar. El voto de minorías será importante: afroamericanos, asiáticos, latinos, los más afectados negativamente por el coronavirus y las políticas de Trump, a no perder de vista la empatía de los estadounidenses con los Dreamers, tal golpeados por las políticas de Trump. Y por los latinos “trabajadores esenciales” pero también perseguidos por las políticas del actual gobierno.

Las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos serán históricamente las más controvertidas y posiblemente las más riesgosas para la democracia, en un entorno nuevo y complejo en el que la votación será mayoritariamente por correo dados los riesgos de contagio del coronavirus para los votantes que acudieran a los centros de votación. El voto por correo en EU es habitual y reconocido en todas las elecciones presidenciales, incluso como voto anticipado. En desacuerdo con el voto por correo, el gobierno ha adoptado dos medidas: continuar reduciendo el presupuesto al Post Office, destruyéndolo, cuando debería ser fortalecido en las actuales circunstancias, con la aviesa intención de dificultar el voto postal, al tiempo que el presidente-candidato desata una campaña en contra del voto postal. Trump afirma que facilitará el fraude electoral. Nunca se había visto un candidato a segundo mandato presidencial que pretendiera imponerse así sobre la democracia. Tal vez lo peor de todo es la confusión que crea respecto a las elecciones del 3 de noviembre, la descalificación que hace de manera adelantada de las elecciones. Las andanadas en contra del voto por correo continúan y aumentan.

Aunque el voto postal es reconocido por la Constitución, ha sido y es también como voto anticipado, es decir voto que se deposita en el correo con unos días de antelación la fecha de las elecciones, en este caso el 3 de noviembre. Dada la cantidad de votos postales en las elecciones de noviembre, puede retardar el conteo de los votos, que será más lento. Pero Trump presiona señalando que los resultados deben darse a conocer el mismísimo día de la elección por la noche. La campaña está en curso con la desesperación de Trump por ganar y con todos los riesgos que ello implica.

Está decidido a ganar, cueste lo que cueste y atropellando la institucionalidad, lo cual no es normal. Sin embargo, son evidentes ya dos problemas: el desconocimiento de los resultados electorales por parte del hoy presidente, si fuera derrotado. Negándose desde ahora a reconocer su derrota si ese fuera el caso. Esto fue muy claro cuando en una entrevista le preguntaron si reconocería los resultados de las elecciones y afirmó que habría que ver, con lo cual comienza ya a desacreditar las elecciones, pretendiendo menoscabar la confianza del electorado.

Fundamental para el que será el candidato republicano oscurecer la realidad de la pandemia de Coronavirus.

Noam Chomsky, la voz opositora mas reconocida en Estados Unidos, afirma que no hay precedente histórico en ese país como las maniobras antidemocráticas de Trump para mantenerse en el poder, desde el despliegue de fuerzas federales a ciudades para enfrentar a opositores, hasta la purga de todo aquel funcionario que se atreva a investigar su mando corrupto. Trump está desesperado, sólo hay un tema en su mente y ese es la elección, necesita encubrir su manejo de la pandemia que ha costado cientos de miles de muertes.

Entrevistado por “Democracy Now”, Chomsky afirma que ésta es la elección más importante en la historia porque “cuatro años más de políticas climáticas y nucleares de Trump podrían condenar a la muerte de la raza humana”. Fundamental para el que será el candidato a la reelección presidencial, oscurecer la realidad le permite el campo de maniobra necesario para su campaña electoral. Tiene ya enfrente la candidatura del Partido Demócrata a la presidencia y vicepresidencia: Joe Biden y Kamala Harris. Elecciones históricas con la democracia en vilo.

Periodista, analista internacional

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