El juicio o Impeachment contra el expresidente Trump llegará a su fin en unas horas, previsiblemente este sábado 14 (si no se pospone) concluirá con la votación del Senado, los demócratas presentaron ya los cargos y centralmente se le acusa de incitación a la violencia de una turba que tomó el Capitolio, después de un discurso del entonces todavía presidente que llamó a pelear porque le habían “robado la elección”. El objetivo perseguido por Trump y sus allegados era el de frenar la declaración del Congreso del triunfo de Joe Biden como el 46° Presidente y Kamala Harris como Vicepresidenta. Los republicanos presentaron ya sus observaciones en contrario e hicieron las preguntas necesarias, se dice que para hacer las preguntas se pusieron de acuerdo con los abogados de Trump. El pánico se apoderó de miembros de los dos partidos en el Congreso.

Con los argumentos de los abogados se dejó testimonio de la violencia en la toma del Capitolio y de lo que ocurrió al interior del mismo: Pero lo más importante, se presentaron videos de lo ocurrido el 6 de enero en el interior y el exterior del Capitolio. Los hechos volvieron a recorrer EU y el mundo, en las pantallas televisivas y en los medios digitales, a través de todas las plataformas. Fueron testimonios de los acontecimientos terroríficos y violentos que se desarrolló, de la violencia, el terror, la destrucción, las amenazas y el sometimiento de los congresistas. Hubo policías muertos y miembros del staff agredidos. Persecución de Diputados y Senadores. En el blanco de los agresores estuvieron la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelossi, y el vicepresidente Mike Pence, del que se escuchaba lo colgarían en las escaleras. Se vivieron horas de violencia imprevisible y de terror por parte de los legisladores, policías, staff.

Este juicio es único por varios cuestiones: Trump es sometido a un segundo Impeachment; ningún presidente en la historia de EU había sido políticamente enjuiciado por segunda ocasión ni por incitación a la violencia. Perdió la elección y se negó a reconocer el triunfo de su adversario, ningún presidente lo hizo antes. Había realizado acciones de doble filo: presionó a funcionarios responsables de elecciones locales para que desconocieran los resultados de la votación y agregaran los votos que le faltaban a él, pero no lo logró. Continuó lo que se podría llamar “nos robaron la elección”. Y lo más grave, ningún presidente nunca incitó a la rebelión violenta, nunca antes ni en la guerra de Secesión fue tomado el Capitolio. En el Capitolio hubo pánico interno, persecución de legisladores, policías muertos, miembros del staff agredidos. Pánico y destrozos múltiples durante horas. Las imágenes son elocuentes. Con violencia se pretendió que no se avanzara en la declaración del Congreso del triunfo del presidente Joe Biden.

Lo ocurrido no puede entenderse sin la polarización que caracterizó al gobierno de Trump, que dividió al país, fomentó el racismo y la xenofobia, que se vinculó y apoyó a grupos armados y supremacistas blancos, alentó odios y divisiones. Llamó a pelear con la toma del Capitolio, sede de las dos Cámaras de Representantes y el Senado. Inimaginable que se hiciera por un llamado del mismísimo presidente en medio de la generación de división y polarización del país. Recuérdese los movimientos en contra de Black Lives Matter.

El expresidente Trump está siendo juzgado por lo que ocurrió en Estados Unidos el 6 de enero con la toma del Capitolio. Los demócratas de la Cámara de Representantes presentaron los cargos. En el centro de la acusación está la instigación a la violencia por parte del presidente Trump, que ocasionó que una turba armada y violenta tomara el Capitolio con el fin de evitar que fueran declarado el triunfo del presidente Biden por parte del Congreso. El asalto fue revivido por la Cámara de Representantes, con la presentación de los cargos por parte de los abogados, con las imágenes de lo que acontecía, la violencia desatada, los gritos, las armas, el intento de asesinar a senadores y diputados, la huida de la violencia, los destrozos causados, las amenazas, el miedo, los gritos de que colgarían al vicepresidente Pence de las escaleras, las armas, los asesinatos de varios policías y miembros del staff del Capitolio, la huida de Senadores y Representantes. Los gritos del robo de las elecciones, que mostraban de manera fehaciente los cargos leídos por los abogados y las imágenes en televisión e internet de lo ocurrido, revivieron a través de imágenes televisadas (también para el mundo entero) la toma violenta del Capitolio, sede de las cámaras de Representantes y Senadores, por una turba armada instigada por un discurso del presidente Trump. Había insistido desde el 3 de noviembre, en que le habían robado la elección; primer presidente de EU que siendo candidato perdedor de un segundo periodo no reconoció el triunfo de su adversario. Bajo el grito de que había fracasado al perder la elección e intentar cambiar el resultado electoral en distintos estados presionando y amenazando, no lo logró. Perdedor de las elecciones, inició otra campaña al grito de “nos robaron la elección”, levantando la indignación de grupos de supremacistas blancos dispuestos a la violencia, al grito de “nos robaron la elección” llamando a pelear y a dirigirse al Capitolio.

Puede afirmarse que la Litis del juicio es política y con un desdoblamiento jurídico, en la medida en que hubo acciones de violencia, asesinatos, persecución de diputados y senadores, asesinatos de policías, persecución de policías, guardianes, staff.

Habrá que ver cómo votan los republicanos. Son necesarios 17 votos en el Senado para alcanzar los 67 requeridos tener los dos tercios y lograr el Impeachment de Trump y la prohibición de que vuelva ocupar un cargo de elección.

Importante dentro del panorama político de la democracia estadounidense observar la respuesta de los votos republicanos: más comprometidos con Trump o más comprometidos con los principios y políticas del GOP, cuyo futuro está vinculado a esta votación.

Periodista, analista internacional.

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