En blanco y en negro se pueden leer las dos principales noticias de la semana sobre la pandemia del Covid-19. Una buena: China levantó, el miércoles 8 el confinamiento en que mantuvo, durante mas de 12 semanas a la ciudad de Wuhan con una población de 11 millones y que fuera el primer epicentro de la pandemia. Se informó que en las últimas tres semanas hubo sólo tres contagios. Millones regresaron a sus vidas rotas por la pandemia, entre lágrimas, incredulidad y alegría, incluidos médicos, enfermeras y personal sanitario que estuvo en la primera línea de combate. Las imágenes muestran la circulación de personas vehículos de transporte, carros, trenes y el metro. Personal de salud regresan a sus casas en sus lugares de origen después de algo más de tres meses. El total de casos de coronavirus en China fue de 83 mil 305. Con 3 mil 345 muertos y 77 mil 455 recuperados, hasta ahora. Wuhan, el epicentro se recuperó, fue el primer conglomerado en salir de la crisis. China lo logró y ahora se erige como proveedor para distintos países a los que urge la adquisición de equipos médicos como ventiladores e insumos para hospitales y personal que atiende a enfermos. A México llegó la primera carga aérea y vendrán otras a través del puente aéreo acordado entre los dos países.

Estados Unidos entra al túnel negro de la pandemia que se desarrolla aceleradamente en el estado y la ciudad de Nueva York. Es el epicentro actual con 425 mil 889 casos y 14 mil 665 muertos hasta la mañana de ayer del viernes. Después de que el coronavirus ha azotado con enorme fuerza a países como Italia, España, Francia, Portugal y otros en Europa, golpea a EU que se convierte en el epicentro, golpea también a países de mediano desarrollo, entre los que destacan países latinoamericanos como México, Panamá, República Dominicana, Brasil con 15 mil 927 contagiados y 800 muertos; Argentina, Colombia, Bolivia. Al otro lado del mundo: India, país densamente poblado, el segundo por el tamaño de su población después de China. La pandemia alcanzó al mundo entero, ha golpeado a 208 países y territorios con algo más de 1 millón 144 mil casos y casi 105 mil muertos, según datos de la OMS. Sigue avanzando en Europa, EU, América Latina, en África.

Tres son las principales afectaciones de la pandemia del Coronavirus: destaca en primer lugar la tragedia humanitaria con la enfermedad, los muertos, el sufrimiento de las familias, la vida privada, laboral, estudiantil, trastocadas por las ineludibles medidas de distanciamiento y confinamiento de poblaciones, el cierre de escuelas, universidades, empresas, el trabajo en línea, cierre de lugares de esparcimiento y encuentro, la incertidumbre de cuánto durará. La muerte de seres queridos y el desgarramiento de la normalidad familiar y social, el aislamiento de comunidades. La destrucción económica es enorme, a partir del cierre de empresas, sobre todo medianas y pequeñas, una afectación del sector turismo es enorme. El desempleo está llegando a un nivel nunca visto. Se considera que ésta será la mayor crisis económica. Mayor que la gran Depresión de 1929.

Dos reconstrucciones tendrán que correr en paralelo, la de las vidas y el empleo hechos pedazos y la de la economía que se derrumba; ningún país por sí solo podrá lograr la reconstrucción, nuevas dinámicas económicas y de cooperación entre países e instituciones serán necesarias. Los pasos que se van dando en ese sentido son aún titubeantes e insuficientes. No puede dejar de mencionarse como una de las tragedias de la pandemia y el permanecer en los hogares, el aumento de la violencia familiar contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes en México y en el mundo. En China aumentaron los divorcios.

El coronavirus puso a prueba a los gobiernos, a los presidentes que tuvieron que adoptar duras e impopulares pero necesarias medidas, con discursos para asustar con la información de los
especialistas. Al mismo tiempo lograr la confianza política y el apoyo a la urgencia del confinamiento para impedir que continuara avanzando el coronavirus. Fueron los países asiáticos los que lograron un mayor control del virus: China, Corea del Sur, Singapur, Taiwán y Japón. El Washington Post advirtió en una columna que los tres peores presidentes frente al coronavirus fueron Trump, Bolsonaro y López Obrador, en ese orden. Genio y figura: Trump ha centrado sus ataques contra la OMS, amenazando de eliminar sus participaciones económicas con discursos que contribuyen al desconcierto y la desconfianza y que reiteran su rechazo a los organismos multilaterales como la OMS, La ONU, el FMI, el Banco Mundial, todos indispensables hacia adelante, en la recuperación económica y social que espera al mundo al final del túnel de la pandemia.

En el mundo, el Coronavirus evidenció la debilidad de los sistemas de salud, quebrados por el número de enfermos frente al que fueron insuficientes las camas de los hospitales, los equipos como ventiladores y respiradores, las salas de emergencia y recuperación, en no pocos casos la falta de médicos y enfermeras para atender simultáneamente a un número grande de pacientes. Ningún sistema de salud ha estado preparado para lo que resultó ser la pandemia. En países desarrollados como Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, se esfumó el llamado Estado del Bienestar, a pesar de contar con importantes instalaciones hospitalarias, médicos, etc. Y qué decir de Estados Unidos, el país más rico y con el sistema de salud más debil en términos de atención a los más de 300 millones de su población, la seguridad social ha sido sustituida por los seguros médicos individuales. Los hospitales, las camas, los equipos médicos, se evidenciaron insuficientes en el mundo. En México el drama puede ser peor, con un sistema de salud en una profunda crisis en que se destruyó el Seguro Popular; y el Insabi no es una realidad para quienes se quedaron sin nada. Y eso para no referirnos a las tragedias de los países pobres y menos desarrollados. ¿Dónde está en el mundo el derecho a la salud como uno de los principales derechos humanos? La esperanza es que encontremos la salida de la cooperación como elemento central de la nueva globalidad.

La tarea más importante hacia adelante: construir sistemas de salud suficientes para atender a toda la población de cada país. Es urgente incrementar las inversiones anuales en los presupuestos de prácticamente todos los países en materia de salud. Los países asiáticos arriba mencionados mostraron una mayor acción y preparación para atender la pandemia, reaccionaron más rápidamente, utilizaron nuevas tecnologías, unieron gran cantidad de pruebas de laboratorio con seguimiento de posibles contagiados. Fue impresionante la cantidad de pruebas que hicieron a posibles enfermos, su atención inmediata, su aislamiento para evitar el contagio, el seguimiento de las personas con que habían estado en contacto a través de la información que había en sus teléfonos celulares. Contribuyó a la rapidez con que reaccionaron las instancias sanitarias, contar con sistemas políticos disciplinados y confianza de la población en los servicios médicos y en los dirigentes políticos. Así como la sana separación entre las eminencias médicas y la política. La reaparición de epidemias como el sarampión, el paludismo y la tuberculosis, el debilitamiento de las campañas de vacunación no puede continuar. La investigación de la medicina y la vacuna y el medicamento contra el coronavirus es tarea hoy en la que investigadores epidemiológicos de alto nivel están empeñados lo mismo en China que en Estados Unidos, en Francia, Alemania y muchos otros países. No llegará rápido y habrá que estar atentos a su desarrollo, porque mientras no lo haya, no estaremos exentos de alguna recaída.

Con razón Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que la recuperación de la pandemia debe llevar un paso sólido, no acelerar demasiado poniendo atención a posibles recaídas. En virtud de que algunos países están preparando el levantamiento del confinamiento, reafirmó que “hacerlo demasiado rápido podría conducir a un rebote mortal. No hacerlo de manera adecuada puede ser peligroso.


Periodista, analista internacional

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