Las Convenciones Demócrata y Republicana designaron ya a quienes serán los candidatos a la Presidencia en Estados Unidos: Joe Biden por el Partido Demócrata y Donald Trump para ser reelecto por el Partido Republicano contenderán en las elecciones el próximo 3 de noviembre. En ambas convenciones se manifestaron de manera elocuente las personalidades de los dos candidatos: la agresividad de Trump contra Biden, a quien mencionó y atacó 41 veces en su discurso durante el evento de su nominación en la Casa Blanca. Expresó lo que consideró los logros de su gobierno, recibiendo aplausos. “Alabanza en boca propia, vituperio” dice un refrán mexicano. Entre sus propuestas “más de lo mismo” que ya fracasó para enfrentar las protestas contra el racismo con las policías y la Guardia Nacional. Ambas nominaciones de candidatos tuvieron lugar en circunstancias inéditas, lo mismo que las campañas ya iniciadas debido a la pandemia Covid-19 que obligaron a ambos candidatos, como nunca antes, a transparentar sus formas de hacer política, su acercamiento al electorado, sus trayectorias y capacidades, en un país azotado por la pandemia, polarizado por el racismo y en vísperas de una recesión económica mayor a la de la crisis de 1930. Pesan en contra de Trump los muertos del coronavirus, las protestas multitudinarias contra el racismo y los intentos de apagarlos con la fuerza pública y otros asesinatos después del de George Floyd que desató las primera multitudinarias protestas.

Por primera y única vez en la historia tuvo lugar en los jardines de la Casa Blanca una Convención partidaria, convertida en anómala sede de la nominación de un candidato. Hecho singular con el que el presidente Trump pretendió decir L`Etat c´est moi ("el Estado soy Yo"), como lo afirmó en Francia la cumbre del absolutismo, Louis XIV. El discurso de Trump duró más de 70 minutos. Manifestó los “logros” de su gobierno, como es habitual con no pocas falsedades. Lanzó 41 agresiones y falsedades contra Biden, que va a adelante en las encuestas. Acusó a los demócratas de comunistas. Advirtió sobre la “ley y el orden” y la mano dura que utilizará contra las protestas, como forma de proteger a los estadounidenses con una fracasada estrategia caso. Trató de alentar los miedos contra los demócratas.

Pesa negativamente sobre Trump su manejo del coronavirus, país que ocupa el primer lugar en el mundo por el mal manejo de la pandemia. También tiene un peso negativo la respuesta a las protestas de “Black lives Matter” y la represión desatada contra manifestaciones pacíficas y asesinatos de afroamericanos por policías blancos, la intervención de la Guardia Nacional y el aliento a quienes poseen armas que han sido utilizadas contra manifestantes. Crisis social de enormes consecuencias. El otro peso negativo para Trump se ubica en la crisis económica, la pérdida de empleos y la falta de atención a problemas específicos. En vez de encontrar soluciones a las confrontaciones sociales. Y desde luego no faltó en su discurso el Muro y el “mayor control de la frontera con México como nunca antes”, según afirmó.

Otro hecho singular fue que alrededor de mil 500 invitados acudieron a los jardines de la Casa Blanca sin cubrebocas, no hubo sana distancia, las sillas se aglomeraron unas contra otras, el presidente-candidato leyó su discurso en el teleprompter también sin tapabocas. ¿Olvidó la pandemia que ha contagiado a más de 5 millones de estadounidenses y causado la muerte de más de 181 mil personas? De eso no habló como un tema central, solo afirmó que la vacuna está casi lista.

En las afueras de la Casa Blanca se realizaron protestas contra el racismo antes de dar inicio a la Convención, que permanecieron ahí cuando terminó la ceremonia de designación de Trump como candidato a la reelección presidencial con fuegos artificiales y el canto de un fragmento del Ave María. Quienes protestaban desplegaron una larga manta iluminada por los fuegos artificiales, en que se leía “Trump fracasó: 180 mil muertos”.

La Convención Demócrata del 17 al 20 de agosto culminó con la designación de Joe Biden como candidato presidencial y Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia, mujer con ascendencia afroasiática y destacada política de California. La Convención se realizó a distancia, hubo voces y presencia de la diversidad. Biden cuenta con el apoyo unificado de los demócratas, entre los que destacan Bernie Sanders y Elizabeth Warren, lo mismo que Michelle y Barack Obama, y agricultores, granjeros, obreros que han perdido el empleo. Hubo voces de la diversidad: afroamericanos, latinos, asiático-americanos, indígenas, blancos, progresistas y conservadores. Hubo incluso apoyo de algunos miembros del Partido Republicano como el exgobernador de Ohio, John Kasich; de Mike Bloomberg y el respetado general Colin Powell, todos ellos coincidieron en las virtudes y capacidad de Biden frente la malevolencia e incapacidad de Trump para gobernar en tiempos en que la unidad es indispensable. La suma de la diversidad enriquece y la experiencia de Biden es indispensable. La recuperación va a ser difícil con 40 millones de desempleados y 5 millones de contagiados de coronavirus y 181 mil muertos. Joe Biden es un candidato fuerte, con un partido unido y adelante en las encuestas. El presidente-candidato por su parte ha dejado ver que podría no reconocer su derrota, intenta obstruir el voto por correo y podría obstaculizar el voto de minorías afroamericanas e hispanas, que estarían mayoritariamente en su contra. Varios estados que apoyaron a Trump en 2016 no aseguran su voto favorable, entre ellos Florida, Texas y posiblemente Arizona. Biden no es débil como pretendió presentarlo; es un político sensible, cercano a la gente, con propuestas alternativas, experimentado y un rival importante. Biden busca recuperar la decencia en la política, diseñar estrategia. Trump busca dominar: Yo soy el Estado. Los votantes tienen la última palabra.

Periodista, analista internacional

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