Por su nefasto gobierno y su extraviada conducta, Andrés Manuel López Obrador le extendió, con México como aval, un cheque en blanco a Estados Unidos. La cobrará cual vulgar. Voraz usurero.

La presidenta Claudia Sheinbaum lo está pagando. Pero todavía no sabe cuál va a ser el monto total. Ni cuándo terminará de liquidarlo. Nadie se lo dirá.

Tal vez saldrá mucho más caro que la mismísima deuda externa, que es gigantesca y de la que nunca habrá salida.

La sociedad será la más perjudicada. Máxime, por su pasividad, limítrofe con la indiferencia. Consentimiento. Tolerancia de todo cuanto se hace desde el poder para perjudicarla.

Avaro en su naturaleza y su esencia, Estados Unidos cobrará lo indecible. Inimaginable. Incalculable.

México, por la perversión de un desquiciado, es y será rehén de su mezquino. Urgido. Abusivo vecino, de contar con cualquier cosa para reafirmar su posición hegemónica mundial.

Administrará la mina de oro que un psicópata. Desalmado. Traidor, que soñó con ser colocado al lado de los próceres de la Patria, le dejó como herencia.

Su sucesora se la tendrá que ir dando conforme se lo requiera. Si se empeña en proteger a su maestro, no tendrá otra alternativa que entregar todo. Lo que sea.

Su definición. Su Gran Decisión está en deshacerse de él, con lo cual se acabaría la fabulosa fuente de coacción norteamericana. O los mexicanos serán deudores eternos.

El desempeño presidencial de esa triste función de albacea, comenzó a menos de un mes del inicio del segundo periodo de Donald Trump en la Casa Blanca.

Su primera exigencia fue que le sellara la frontera. Detuviera la migración. En horas, Claudia Sheinbaum movilizó a miles de agentes de la Guardia Nacional.

Petición atendida. Asunto virtualmente resuelto. Al menos en gran medida. Para Estados Unidos, sin ningún costo. Para México, todo lo que implica mantener parado un ejército como muro de contención. De más de 10 mil soldados.

Estacionados en la línea divisoria. Al servicio de aquel país. No del nuestro. Hasta que el presidente lo decida. Aquí, justificando todo lo que a ellos les conviene y obtienen con un lamentable discurso de defensa de la soberanía. Colaboración. Coordinación. Risible cabeza fría.

Que, por supuesto, nadie cree. Aunque quienes apelan simplemente a la verborragia para “gobernar”, crean que alguien se la cree. Su descrédito es patente. Inobjetable. Creciente. Así lo nieguen en coro.

¿Cuál fue la ganancia, contraprestación o concesión que obtuvo el gobierno a cambio de la cerca militar fronteriza que le instaló a Estados Unidos?

Un aplazamiento en la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas. Que no representa ninguna certeza. Tranquilidad. Confianza. La guadaña sigue pendiendo sobre ese sector fundamental de la economía nacional.

Las tarifas son un arma que Washington seguirá esgrimiendo para conseguir cuantas ventajas y beneficios pueda. Quiera. Necesite. La insaciabilidad norteamericana es histórica.

El pagaré en blanco que el huachicolero mayor de la política le dejó, está en su desgobierno. En su política de abrazos, no balazos, con la que dio carta de naturalización al crimen organizado.

Más aún, en las complicidades a las que abrió las puertas entre este y el poder político, en general. Y el de mayor peso, en particular.

Funcionarios del más alto nivel de todos los ámbitos. Gobernadores. Legisladores. Alcaldes. Juzgadores, forman el complejo. Extenso. Poderoso entramado de la corrupción que formó. Toleró, Alentó Andrés Manuel López Obrador.

El fenómeno se ve claramente en los personajes que han sido relacionados con actividades criminales. Están en toda la estructura del gobierno. Son inocultables. A la vez que desvergonzados.

Ahí están, como funestos. Repugnantes ejemplos, Adán Augusto López, quien ¡quería gobernar México con La Barredora! Rubén Rocha Moya, que ha permitido que la delincuencia ahogue en sangre a sus electores. Y tantos otros.

Lo más doloroso es que el expresidente, idiota. Malicioso, haya manchado a una institución creíble. Querida. Honorable. Respetada, como la Marina. Abrió las arcas de la Nación a sus jefes. No resistieron la tentación del dinero.

La institución es el todo; los señalados como presuntos corruptos son la parte. Mínima, pero inevitablemente representativa de la pudrición que AMLO sembró por doquier.

El mensaje del titular de la SEMAR, Raymundo Pedro Morales Ángeles, de ayer, es muy claro: “sería imperdonable callar actos reprobables”.

Si la presidenta quiere. Sabe. Puede escuchar, que escuche.

Falta ver al Ejército, que de tantas maneras involucró AMLO en funciones que no le correspondían y que podrían haber orillado a algunos de sus mandos superiores a las prácticas que hoy se imputan a importantes mandos marinos.

¿Cómo creer que se está combatiendo al crimen organizado realmente? Las cárceles se estarán llenando de delincuentes. Pero los verdaderos capos se mantienen en el negocio. Disfrutando la protección que se les sigue dando.

Incluso, el más señalado como posible criminal, ¡sigue legislando! Entre muchos otros de su calaña, que estarían atracando al país.

La corrupción no es desmontable en lo inmediato por sus colosales dimensiones. Vasos comunicantes. Que todo lo abarcan. Lo amarran. Lo ensucian.

No hay voluntad política para cortar sus raíces. Por todo lo que se ha empezado a saber, ¡y lo que falta!, es clarísimo que López Obrador es la semilla podrida de todo el árbol que está dando abundantes. Venenosos frutos.

En estos, vinculados a él por conveniencia o lealtad, más que por un proyecto para el país, concibió su protección e impunidad.

Aseguró su lealtad con el reparto del botín. Hizo partícipes de este a todos cuantos creyó que podrían encubrirlo. Institucionalizó la prevaricación en todo grado y nivel.

Aunque lo intente, Claudia Sheinbaum no desmantelará esa red en los seis años de su gobierno. Al paso que va, no llegará muy lejos.

Y eso, justamente, es lo que más conviene a Estados Unidos. Su objetivo último contra el terrorismo encarnado en lo que considera los narcopolíticos mexicanos, puede ser Andrés Manuel López Obrador. Y algún día lo tendrá.

Pero mientras siga explotando su nombre relacionándolo de pura palabra, pero creíble– con la criminalidad que prevalece en México, obtendrá más de lo que sacaría “extrayéndolo” del territorio nacional para investigarlo. Enjuiciarlo. Sentenciarlo.

Le basta invocar la idea que está internalizada socialmente. Confirmada por innumerables hechos, de que México es gobernado por cárteles. Y que estos tienen como padrinos a los principales jerarcas del poder público.

Sin información acá. Y con toda la información allá sobre las actividades criminales que prohijó, no hay manera de negar que López Obrador se encuentra íntimamente relacionado con la delincuencia. Que toleró. Alentó. Recreó.

Y si aquí, por fidelidad. Agradecimiento. Compromiso se lo cuida tanto, como hasta ahora, mejor para Estados Unidos. La negativa del gobierno de Claudia Sheinbaum de investigarlo, es lo que más le seguirá redituando.

¿Qué tendrá qué concederle para que lo deje en paz, como seguramente ambos quisieran?

La entrega de 55 importantes criminales sin mayores trámites, se alinea en la constante de exigencias de Estados Unidos. Pero fue, sin duda, apenas un bocadillo a su desmedido apetito. A su desmesurado poder.

La imposición de aranceles a China y otros países puede asumirse como una concesión más que responde a la necesidad estadunidense de no perder su status de potencia mundial.

¿Qué sigue?

Lo que Estados Unidos quiera. Mientras pueda seguir presionando. Chantajeando. Imponiendo condiciones con la letra de cambio que Andrés Manuel López Obrador le entregó… por su política criminal.

Línea de Fuego

La desatención. Ineficacia. Insensibilidad. Frialdad. Miseria de todas las autoridades capitalinas, empezando por Clara Brugada, afloraron en el trato que dieron a los afectados y sus familias por el “pipazo” de Iztapalapa. El contraste se vio en la solidaridad. Espontaneidad. Generosidad. Apoyo de la sociedad, a quienes tanto lo necesitaban…Corren versiones de que en la UNAM toma fuerza la propuesta de un grupo de académicos encaminada a que se aplique la “muerte civil infamante” a quienes han traicionado a esa gran institución,  despojándolos de grados y títulos y promoviendo su destitución si ocupan cargos públicos. ¿La respaldaría el rector, Leonardo Lomelí?… Nepal y Brasil deberían ser casos de cuidadosa observación para los engreídos “cuatreros”. En Asia, cayó el primer ministro K. P. Sharma Oli por corrupto y represor. En América, Jair Bolsonaro irá a la cárcel 27 años por intento de golpe de Estado. En todos lados. En cualquier momento, la gente puede decir ¡basta! a los tiranos que la maltratan, la explotan y se aferran al poder… Hipótesis. Contexto. Justificación. Objetivos. Tiempo, son algunos de los puntos que, metodológicamente, debe tener como sustento cualquier propuesta teórica o política. La del MAAC, que encabeza Ricardo Salinas Pliego, está vacía. Como discurso defensivo, no tiene futuro. Éste ya fue. Y aún no se percata: “Un México libre no se entrega y un México en paz se defiende”. Nada qué hacer por lo uno ni por lo otro... Si el presidente Trump pidió que se condene con la pena de muerte. En un juicio rápido, al asesino de una joven ucraniana en Carolina del Norte, ocurrido en agosto pasado, ¿pediría lo mismo para los criminales que en México han asesinado a miles de personas por años?... Le soltarán nuevamente la jauría, pero nadie podrá contradecir al ex presidente Ernesto Zedillo en su certeza de que la democracia mexicana ha sido destruida por completo por Andrés Manuel López Obrador y su sucesora.

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