Un trabajador agotado no sonríe, no ayuda a que el turista regrese. En el turismo, la sonrisa y buena atención son más poderosas que el wifi, pero no hay sonrisa que sobreviva si quien la debe brindar al turista, viajó hora y media para llegar a su empleo en un camión saturado, bajo un fuerte calor. México tiene los destinos más soñados del mundo, pero el turismo no se sostiene sólo con arena blanca y mar turquesa, necesita promoción y trabajadores satisfechos.
De esto platiqué con Pepe Chapur, uno de los empresarios turísticos más exitosos del país, en el podcast En Blanco y Negro, que puede verse aquí youtube.com/watch?v=2DVoDk0cOIk
Como bien dice Chapur, el turismo no es algo estático: es aspiracional. Hay que innovar, mejorar y adaptarse. No se trata solo de atraer visitantes, sino de hacerlo con conciencia social, con sustentabilidad y con dignidad para quienes hacen posible que un turista vuelva encantado y no frustrado.
Una de las mayores preocupaciones de la gente que vive del turismo es que se ha abandonado la promoción de México y sus destinos. Sin promoción constante, ni el mejor destino resiste, dice Chapur. Y eso se nota. Desde hace más de siete años no existe una estrategia nacional de promoción turística.
Las empresas, los trabajadores y los gobiernos estatales han tenido que sacar de su bolsillo lo que antes venía de la tarifa que pagan los visitantes internacionales, pero que ahora esa tarifa se va a subsidiar el Tren Maya. Con ello, la promoción ha desaparecido y los trabajadores de Cancún, de Puerto Vallarta, de San Cristóbal de las Casas necesitan más visitantes antes que un tren que camina casi vacío.
Chapur lo dice claro: las marcas más famosas y reconocidas del planeta no dejan de hacer anuncios, ¿por qué nosotros creemos que con la promoción que se hizo en el pasado basta? La respuesta es simple: sin promoción, México deja de existir en la mente del viajero. Otros países como República Dominicana, con menos cuartos de hotel que Quintana Roo, nos están comiendo el mandado con campañas bien hechas, incentivos fiscales, y una estrategia clara. Mientras tanto, Estados Unidos emite alertas de viaje para doce estados mexicanos, y Canadá hace lo propio. Eso también es promoción: negativa.
Además, la tarifa que pagan los turistas extranjeros, también servía para manejo de crisis; hoy con tantas noticias negativas como las de inseguridad, se necesitan en el turismo recursos para contrarrestar y manejar esas crisis, pero esos recursos ahora se van al Tren Maya.
Y si le sumamos los retos ambientales como el sargazo, que este año llegó en niveles récord a las costas del Caribe mexicano, el problema se agrava y ahí están los resultados, por ejemplo, en Tulum la ocupación hotelera cayó en verano hasta 30% con respecto al verano de 2024, en septiembre también estuvo 20 puntos porcentuales debajo de 2024, esta debacle ha prendido las alarmas.
Aunque los empresarios y gobiernos locales han trabajado en instalar barreras y retirar la macroalga antes de que llegue a la orilla, la imagen de “playas sucias” ya dio la vuelta al mundo. Otra vez: sin promoción que explique, que informe y que corrija percepciones, sólo se impone el juicio visual y superficial.
El otro gran tema que se abordó en la charla fue: el trabajador. El camarista, la recepcionista, el mesero, el guía, el vendedor de tours, el animador, el chofer. Porque sin ellos, no hay paraíso.
Algunos hoteleros comprenden que si el personal vive a dos horas del hotel y no puede pagar transporte cómodo, llega agotado. Un trabajador agotado no sonríe. No da servicio. No recomienda. No se queda.
Los hoteles que cuidan a sus trabajadores con buenos salarios, comedores dignos, seguro médico complementario y condiciones humanas de trabajo, tienen menor rotación de personal. Chapur menciona que su empresa mantiene un 2–5 % de rotación, mientras que el promedio ronda el 10 %. La diferencia es enorme. Y se nota en la calidad.
Por eso, el turismo regenerativo del que tanto se habla debe empezar con quienes lo hacen posible. Hay que cuidar el medio ambiente, diversificar la oferta, pero también de mejorar las condiciones laborales, dignificar el empleo y hacer que el turismo sea un motor real de bienestar.
México es un paraíso. No hay otro país que combine playas de ensueño, ciudades coloniales, selvas vivas, una de las mejores gastronomías del mundo, ruinas ancestrales y calidez en el trato. Podemos ser una potencia turística mundial, pero para lograrlo hay que volver a promocionar nuestra riqueza y cuidar mejor a quienes la hacen realidad todos los días.

