Cada año mueren entre 50 mil y 60 mil mexicanos por el tabaquismo, cifra superior a las muertes provocadas por el crimen organizado. Además, los costos en salud a causa del tabaquismo en México ascienden a 80 mil millones de pesos al año.

En Estados Unidos también tienen este problema, siendo la mayor causa de enfermedad, discapacidad y muertes prevenibles, mientras que el Foro Económico Mundial ha expuesto que las colillas de cigarro son la basura plástica más común en este país.

Recientemente entrevisté a Inti Barrientos, investigador en el Instituto Nacional de Salud Pública, quien me dijo que el cigarrillo provoca la muerte de entre una tercera parte y la mitad de sus consumidores, ya que tanto en el tabaco como en el humo que se genera al quemarlo, hay miles de sustancias tóxicas, cancerígenas y hasta radioactivas, las cuales afectan directamente al fumador y a quienes respiran a su alrededor.

Inti me comentó que en el caso del puro, se siguen consumiendo las miles de sustancias tóxicas que causan muchos tipos de cáncer, aunque afecta menos a los pulmones.

La nicotina es peligrosa por la adicción que genera en sus consumidores. Nuestro cerebro tiene receptores para la nicotina, por lo que al consumir cigarrillos o similares el cerebro empieza a crear cada vez más receptores y esto hace que se quiera consumir más y más de esta sustancia, convirtiéndose en una adicción. Además, la creación de más receptores de nicotina inhibe la recepción de otras sustancias necesarias para el sano funcionamiento y desarrollo de nuestro cerebro, por lo que es especialmente riesgoso fumar frente a niñas, niños y adolescentes (o que ellos sean quienes fumen).

Mucha gente empieza a fumar por pertenecer a un grupo o interactuar con algunas personas. Se puede convertir en una necesidad social que deriva en hábito y se refuerza con la adicción a la nicotina, lo que hace que sea muy difícil dejar de fumar a pesar de que el tabaquismo genera gigantescos costos físicos y económicos a las personas.

El llamado “vapeo” o los dispositivos electrónicos que calientan el tabaco lo hacen mucho más atractivo para las personas que empiezan a fumar o que quieren hacerlo, ya que tienen sabores atractivos para todos los gustos y dejan menor rastro de olor, por lo que es más fácil de ocultar su consumo entre los adolescentes.

Mucha gente promueve que estas formas de fumar son menos perjudiciales, pero el problema es que el daño que hacen depende de muchos factores, como la forma en que está hecha la resistencia, con cuánta potencia se usa, entre otros. Esto le da el potencial de ser incluso más dañino para algunos consumidores y nos obliga a informarnos mejor.

Por otra parte, la publicidad y la mercadotecnia por internet se ha desagregado tanto que es más fácil encontrar promociones al tabaquismo –que debieran ser prohibidas– en videojuegos, entre los llamados “microinfluencers” y muchos sitios recónditos del internet. Cuando niñas, niños y adolescentes ven a sus personajes de videojuegos o influencers favoritos fumar, se incrementa considerablemente la probabilidad de que empiecen a imitarlos.

Las medidas que más han funcionado para combatir al tabaquismo son las llamadas MPOWER, que son promovidas por la Organización Mundial de la Salud y se centran en: monitorear el uso del tabaco, crear políticas de prevención, proteger a la gente del humo del tabaco, ofrecer ayuda a quien quiere dejar de fumar, difundir información sobre los daños, prohibir la promoción del tabaquismo y aumentar progresivamente los impuestos a productos del tabaco.

A esto debemos de sumar el aprovechamiento de nuevas tecnologías que nos ayuden a prevenir el tabaquismo. Por un lado, se pueden mejorar las inteligencias artificiales que revisan de forma autónoma todo el contenido de internet y detectan publicidad prohibida por la ley. Debemos de lograr optimizarlas para que sean más potentes a la detección de este tipo de publicidad entre las y los más jóvenes.

Tomemos en cuenta que ya hay emprendimientos que aprovechan las nuevas tecnologías para incentivar en nosotros mejores hábitos, más saludables. Por ejemplo, que te premian de diferentes maneras por hacer más ejercicio, por comer de forma más sana, por mostrar mejores resultados en mediciones constantes de signos vitales y hasta por conducir un automóvil de forma más responsable. Un esquema similar podría ayudar a algunas personas a dejar de fumar.

Si queremos un futuro más sano para las y los mexicanos, y para el mundo en general, debemos tener éxito en el enorme reto de prevenir la adicción del tabaquismo, algo que debe ser abordado con inteligencia, innovación tecnológica, emprendimientos valientes, políticas públicas eficientes y responsables, y sobre todo con la colaboración de todos los segmentos de la sociedad.

Google News

TEMAS RELACIONADOS