Por fin ha terminado la consulta de ratificación o revocación de mandato y como se esperaba, todos los mexicanos perdimos, especialmente el gobierno y los ciudadanos que simpatizan con él.

El Presidente obtuvo nada más la mitad de los votos que alcanzó en 2018 y, aunque algunos dicen que no son ejercicios comparables, sí son comparables pues en ambos casos se preguntó por el apoyo al ahora Presidente López Obrador . Aunque ahora aducen que hubo menos casillas instaladas, también deben considerar que usaron todo el poder del Estado para hacer campaña en favor del Presidente, para amedrentar a los votantes con la pérdida de los programas sociales y hasta para acarrearlos a las casillas.

Qué lejos estamos de aquella frase de que “al margen de la ley, nada; y por encima de la ley, nadie”. Este ejercicio demostró que el gobierno quiere retener el poder a toda costa y que el bienestar de los mexicanos no es su prioridad. Con todo el poder del Estado y las flagrantes violaciones a ley, sólo pudieron obtener 15 millones de votos y esto a pesar de que el número de votantes creció en 3.5 millones en comparación con 2018. Claramente muchos mexicanos dejaron de apoyarlos por los malos resultados de la administración.

Hay 8 millones más de mexicanos en pobreza; 16 millones de mexicanos se quedaron sin acceso a servicios de salud por la destrucción del Seguro Popular ; las mujeres han perdido muchos apoyos, como las guarderías y las estancias infantiles, mientras que los feminicidios han roto cifras históricas; 670 mil muertes adicionales a partir de la pandemia, cuando muchas de esas muertes se pudieron evitar; la inseguridad está fuera de control y muchos jóvenes han perdido la fe en el futuro, en un México que pronto alcanzará 4 años de crecimiento negativo.

Es desolador que hace poco que visité Milpa Alta, Pedro me dijo que su familia tiene que escoger cuál de las tres comidas saltarse porque no les alcanza. En Durango, la mamá de María me contó que no deja salir a su hija a la calle porque se siente muy insegura. En Zacatecas me dijeron que muchas tiendas de conveniencia ya no venden cerveza ni cigarros, porque eso ya es exclusivo del crimen organizado, también me comentaron que muchas comunidades han sido desplazadas y en lugar de defenderles, la Guardia Nacional se dedica a ayudarles con sus mudanzas para que se desplacen a territorios menos violentos. Todo esto, sin olvidar que en Cancún me han contado como casi todos los empresarios son extorsionados con el derecho de piso.

En este contexto es fácil entender que el gobierno haya perdido tanto apoyo, mientras que del lado de la oposición no hay nada que festejar porque acabamos de presenciar un ejercicio no solamente vergonzoso sino también inútil para México.

Algunos celebran que fue un ejercicio democrático, pero una verdadera democracia es mucho más que eso. Es un sistema con una auténtica división de poderes, con la autonomía del Poder Judicial ante el Ejecutivo, con un Legislativo independiente, con libertad de prensa y un periodismo libre de amenazas; un sistema en el que se respeta a los organismos constitucionales autónomos, como es el Instituto Nacional Electoral (INE), entre otros.

De hecho, las únicas dos cosas que podemos festejar respecto a la consulta del domingo pasado son, por un lado, que el INE realizó un trabajo ejemplar a pesar de los constantes ataques del partido en el poder y sus intentos para que fracasara en la celebración de la consulta, reduciendo al mínimo su presupuesto y alentando a una violación sistemática de la Ley por parte de los servidores públicos, retando al INE a cancelar el ejercicio para desarticularlo completamente y controlar así, desde el gobierno, las elecciones.

La segunda cosa que podemos festejar es que esto ya terminó y que ahora podemos concentrarnos en cómo sacar de la pobreza a los más de 60 millones de mexicanos que la padecen. En idear la forma en que construiremos un sistema educativo de calidad, que nos brinde una preparación consistente con el mundo moderno y digital, basado en el conocimiento y la colaboración. Un sistema que le permita a los jóvenes obtener los empleos bien pagados que merecen.

Mejor hablemos de cómo crear un sistema de salud universal, en el que por el solo hecho de ser mexicanos tengamos acceso a medicinas y servicios de salud de calidad. Mejor hablemos de cómo recuperar el país en paz en el que vivíamos cuando éramos mucho más jóvenes, donde podíamos recorrer en bicicleta nuestra ciudad sin la preocupación de que no fuéramos a regresar a casa.

Hablemos de ya no seguir dejando pasar las oportunidades para que nuestro país crezca. Hablemos de cómo construir ese México próspero, incluyente, solidario con el medio ambiente y justo que merecemos.

Queda claro que somos muchos más los que queremos trabajar por ese país donde se generen las condiciones para que cada quien desarrolle su potencial y saquemos lo mejor de cada uno de nosotros, haciendo así el mejor México posible.

México es un gran país y tiene vocación de grandeza. Es momento de que todos nos pongamos a trabajar en superar nuestras diferencias, privilegiar las coincidencias y en aprovechar las muchas oportunidades que el mundo de hoy nos ofrece.

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