Recientemente el Financial Times (FT) publicó un artículo muy interesante sobre lo que deben hacer las instituciones financieras para alinearse al Acuerdo de París para combatir el cambio climático. Al respecto, comparto las principales ideas en este espacio.

El mundo se enfrenta cada vez más a las consecuencias severas del cambio climático, desde mayores inundaciones, peores incendios ––como los recientes en la costa oeste de Estados Unidos––, más migraciones forzadas, menor fertilidad de la tierra en algunas regiones, y hasta agricultores, principalmente en el sudeste asiático, que tienen que trabajar por las noches ya que durante el día la temperatura alcanza grados de calor impresionantes. Por ello, los reclamos y la aparición de este tema son cada vez más constantes, pero debemos acelerar la transición de las palabras a los hechos y poner nuestro dinero a donde apunta nuestra boca.

Las instituciones financieras saben que la preocupación por el clima no va a desaparecer, por el contrario, se va a incrementar y cada vez se les exigirá más al respecto. De acuerdo al FT, la COP26 que se realizará durante 2021 en Glasgow, Escocia, se centrará en obtener compromisos de las instituciones financieras.

Por ahora, muchas instituciones financieras han establecido sus intenciones de convertirse en empresas no contaminantes hacia 2050. El FT pone algunos ejemplos de ellas y argumenta que el principal problema es que no se han trazado una ruta crítica, bien aterrizada, sobre los pequeños pasos a seguir cada año para lograrlo.

Para ayudarlas a alinearse al Acuerdo de París, 60 grupos ambientales encabezados por Rainforest Action Network han establecido cómo deberían hacerlo. Los grupos ambientalistas han tomado como base el consenso científico establecido en 2018, mediante un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, el cual calculó que para tener un 50% de posibilidades de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, manteniendo el aumento de la temperatura global en solo 1.5°C, tendríamos que reducir las emisiones aproximadamente a la mitad para 2030; y reducirlas a cero para 2050. Es importante recordar que 2030 está a nueve años de distancia y que aún hay mucho por hacer.

Establecen que los bancos u otras instituciones financieras no debieran apoyar ya ningún proyecto de exploración de combustibles fósiles, o bien que expanda la infraestructura para estos. Argumentan que ya tenemos suficientes y que es una medida necesaria para cumplir con los objetivos del IPCC, por lo que esta década tiene que tratar sobre la conversión de los combustibles fósiles hacia las energías renovables.

Eso significa que no debe de haber ningún dinero, seguros o servicios de asesoría para nuevos ductos o puertos de gas natural licuado, ni para muchas otras cosas que hemos tomado como normales y que damos por hecho. Y no es sólo el financiamiento de los proyectos lo que debe detenerse, sino “todo financiamiento, de cualquier tipo, para cualquier empresa que esté expandiendo la extracción de fósiles o de su infraestructura, o explorando nuevas reservas”. Se argumenta que esto tiene que parar.

En principio también se requiere que las instituciones financieras exijan a sus clientes que publiquen sus planes para la reunión de Glasgow de 2021, "para reducir las operaciones de combustibles fósiles en un plazo que se adapte a los objetivos del IPCC”. Lo mismo ocurre con el financiamiento a las empresas que talan bosques tropicales o que no respetan los derechos de los pueblos indígenas.

Estos lineamientos exigen grandes cambios. Los bancos, las aseguradoras, las empresas de capital privado, y otros tendrían que eliminar clientes, incluidas las principales empresas de carbón, petróleo y gas, a menos que esas empresas consideren oportuno cambiar drásticamente su visión, tecnología e incluso rubro. El anuncio de BP (anteriormente British Petroleum) sobre que recortará la producción de petróleo y de gas en un 40% esta década, es un comienzo, pero no está claro qué significa eso ni si otras empresas similares le seguirán.

No obstante, hay muchos nuevos clientes que están creciendo por las energías renovables, la economía circular, el reciclaje y otras formas de construir una economía más sustentable y responsable.

Si no logramos transitar hacia un mundo más sustentable, las instituciones financieras podrían experimentar costos muchas veces mayores a los de la Gran Depresión y a los que ya estamos enfrentando con la pandemia de Covid-19. Sólo existe una forma de reducir esos costos: disminuir las emisiones contaminantes. Guiar a las instituciones financieras sobre cómo implementar el Acuerdo de París, es un paso en esa dirección.

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