Los precios de la electricidad se han incrementado mucho en Europa y eso lo están usando algunos mexicanos para atacar a las energías renovables y la participación de empresas privadas en la generación de electricidad. No obstante, en este espacio quiero explicar lo que sucede en Europa y cómo la solución es precisamente apostar por las energías renovables.

En Europa, las plantas que producen electricidad con el viento o con los rayos solares son entre cuatro y cinco veces más baratas que las plantas que queman combustibles fósiles, algo similar a lo que pasa en México.

Sin embargo, el precio de la electricidad en Europa se determina de una forma muy peculiar, pues se cobra el precio de la fuente eléctrica más cara.

Es decir, cada día se produce electricidad con diversas fuentes, una parte se genera con el viento, otra con el sol, otra quemando carbón y otra parte quemando gas natural. Estas fuentes tienen diferentes costos, pero se toma la más cara de todas para asignar el precio más alto a toda la electricidad que se cobra a los ciudadanos.

Por ejemplo, si fuentes solares y eólicas generan el 99% de la electricidad de forma barata, pero el 1% se produce con gas natural, entonces el precio que se cobra por toda la electricidad es el del gas natural, por ser el más costoso.

En Europa sólo se genera el 20% de la electricidad a partir del gas natural, pero como este combustible se ha encarecido, el precio total de la electricidad se ha incrementado bastante.

Este método para asignar el precio de la electricidad europea se introdujo para incentivar la construcción de plantas de energía más nuevas y baratas, pues si el precio es el más alto, las ganancias aumentan cuando se produce más barato. No obstante, el afectado es el consumidor, pues tiene que pagar los ineficientes costos de los combustibles fósiles.

Las energías renovables producen electricidad barata, pero la cobran al precio del gas natural más caro. Con esas ganancias extraordinarias hay muchos incentivos para construir más plantas de energías renovables. Sin embargo, el sistema es vulnerable al incremento del precio de la energía más cara, porque encarece todo el sistema.

En este sentido, la respuesta para Europa y el resto del mundo es seguir impulsando las energías renovables, pues los rayos del sol y el viento siempre son gratuitos, mientras que los combustibles fósiles tienen un precio inestable y generan muchos costos asociados.

Justamente el precio del gas natural en Europa se ha incrementado 670% en lo que va de 2021 debido a diferentes factores. Primero, por el aumento en la demanda, ya que las economías se van recuperando de la crisis de la pandemia y eso significa que se demandan más energéticos. Segundo, porque Rusia está subiendo el precio del gas para usarlo como herramienta de presión política.

Además, ha subido el precio del permiso para emitir dióxido de carbono. Las plantas que producen electricidad a partir de quemar gas natural necesitan comprar este permiso para poder operar, lo que ha aumentado aún más el precio de esta fuente de electricidad.

En cambio, las plantas eólicas y solares no tienen que pagar ningún derecho de emisión de dióxido de carbono, porque son energías limpias.

En Europa probablemente cambiarán la forma en que sus gobiernos acordaron fijar el precio de la electricidad, pero en México debemos entender que nuestro problema es muy diferente. Para que a nosotros nos baje el precio del recibo de la luz, nos hace falta mucha más generación a partir de la energía solar y eólica, que sumadas, apenas, representan una décima parte de la producción eléctrica del país.

Ya sucedió de 2014 a 2018 cuando el precio de la electricidad para los hogares mexicanos bajó 19% en términos reales. Podría bajar mucho más si aumentamos la construcción de plantas eólicas y solares que producen electricidad hasta tres veces más barata que la de las plantas hidroeléctricas en México. Esa es la verdadera reforma que México necesita.

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