Esta es la segunda parte del resumen derivado de mi reciente entrevista al Dr. Santiago Levy. En esta ocasión, quiero agregar un par de elementos que expuso en una presentación de su libro ‘Esfuerzos mal recompensados: la elusiva búsqueda de la prosperidad en México’.

Desde 1997 México apostó por fortalecer las capacidades educativas, de salud y alimenticias de los grupos más vulnerables, a efecto de que pudieran salir de la pobreza. No obstante, elevar las capacidades en muchas ocasiones no se reflejó en mayores ingresos porque el país no fue capaz de ofrecerles mejores empleos.

El Dr. Levy afirma que las insuficientes oportunidades laborales en México se deben a que hemos creado, con buenas intenciones pero indeseables resultados, un sistema que incentiva la informalidad, la improductividad y que un número importante de empresas no crezcan.

El mercado laboral mexicano tiene varias ineficiencias, al grado que es altamente informal, incluso al compararlo con otros países de Latinoamérica, ya que el 57% de los trabajadores en México son informales y en los dos deciles con menores ingresos, las tasas de informalidad de los trabajadores están entre el 85% y el 90 por ciento.

Ser formal implica que cuando una empresa contrata a un trabajador, tiene que pagar su sueldo neto más una cantidad importante de impuestos y cuotas para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el INFONAVIT, entre otras.

Esto sería muy bueno si el trabajador recibiera beneficios equivalentes o superiores a lo que el patrón deja de pagarle para entregarlo al gobierno, pero muchas veces los servicios públicos no son como quisiéramos. Como dice el Dr. Levy, “la distancia que hay entre los beneficios que las leyes dicen que existen y los beneficios que realmente perciben los trabajadores, es grande”; y afirma algo aún más preocupante: que los trabajadores de bajos ingresos en México pagan más contribuciones al IMSS que los de altos ingresos, pues la ley está mal diseñada.

Además, para no dejar desprotegidos a los trabajadores informales, el gobierno les otorga beneficios lo que causa que, a partir de las buenas intenciones, terminemos incentivando la informalidad: “Si eres informal, te regalo tus servicios de salud. Si eres formal, te cuesta”.

En una presentación de su libro, el Dr. Levy explicó que los impuestos al trabajo y a la inversión son muy altos en México. Un ejemplo es el Impuesto Sobre Nómina, que es muy alto en comparación con otros países de Latinoamérica. Así se incentiva la informalidad, pero las empresas informales son, en promedio, 50% menos productivas que las formales y con el tiempo se ha incrementado la informalidad, algo que es preocupante porque lo que queremos son empresas cada vez más productivas, que puedan ofrecer posiciones de trabajo mejor remuneradas.

No obstante y de acuerdo al Dr. Levy, en nuestro país la probabilidad de que una empresa improductiva sobreviva no es muy diferente de la probabilidad de que sobreviva una empresa productiva. Nuestro mercado no incentiva las mejores prácticas y como resultado desperdiciamos muchos recursos, somos menos productivos y los salarios no crecen.

En México las leyes quieren proteger a los trabajadores, pero lo hacen de una forma muy poco eficaz y en ocasiones hasta contraproducente, ya que grabar al sector más productivo y subsidiar al improductivo a la larga genera menores oportunidades de crecimiento para los trabajadores.

Un joven beneficiario del programa Progresa / Oportunidades / Prospera, que pudo haber contado con mayor escolaridad que sus padres y mejor salud, esperaba poder encontrar mejores ofertas laborales de las que tuvieron sus padres. Por el contrario, encontró negocios igualmente improductivos e insuficientes que las empresas para las que trabajaron sus padres.

Debemos invertir en mejorar la educación y la salud de los mexicanos, pero estas inversiones deben ir acompañadas de un fuerte Estado de derecho y de modificaciones en las leyes acordes con la realidad, que creen un marco en el que las empresas estén convencidas sobre los beneficios de crecer, formalizarse y adoptar las prácticas más productivas; y un marco en el que los ciudadanos perciban que invertir su tiempo y esfuerzo en educarse y certificar sus habilidades, les va a beneficiar mucho.

México es un país atractivo, importante en el concierto internacional y con grandes ventajas comparativas. Con estos cambios podemos detonar un mayor bienestar para todos los mexicanos.

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