De acuerdo con el colectivo “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido”, el rediseño del espacio aéreo del centro de México que se realizó para iniciar operaciones comerciales en el aeropuerto Felipe Ángeles, ha aumentado el riesgo de un accidente, ha afectado la salud de los habitantes de la capital y depreciado su patrimonio.

La semana pasada me reuní con ese grupo de ciudadanos para escuchar sus preocupaciones y argumentos respecto al rediseño del espacio aéreo, que entró en operación desde el 25 de marzo de 2021 y cuya segunda etapa entró en operación con la inauguración del aeropuerto Felipe Ángeles.

Este rediseño significa un cambio en cómo los aviones entran y salen al espacio aéreo de la Zona Metropolitana del Valle de México y del Valle de Toluca, con el fin de despegar o aterrizar en alguno de los tres aeropuertos de esta zona.

De acuerdo con el gobierno, este rediseño disminuiría la distancia recorrida por los aviones, lo que ahorraría combustibles, tiempo y generaría una menor emisión de gases contaminantes. Además, reduciría la carga de trabajo de pilotos y controladores aéreos.

No obstante, los ciudadanos del colectivo “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido” argumentan que hay varios inconvenientes que no se lograron resolver durante el rediseño del espacio aéreo.

Primero. Han sucedido varios incidentes aéreos, aviones que se acercan peligrosamente entre ellos y pronto podríamos pasar del incidente al accidente, algo que sería muy lamentable.

María Larriva Sahd, primera controladora aérea, miembro del colectivo e investigadora de accidentes aéreos de la Universidad del Sur de California, ha difundido videos donde se muestra que hubo diversos riesgos de colisión en los últimos meses.

En uno de los incidentes, los aviones pasaron a 60 metros de distancia. En otro incidente, no hubo coordinación entre un avión de Air France que estaba despegando y otro de Aeroméxico que pretendía aterrizar.

En otro incidente, mandaron a un avión a la pista de aterrizaje con poca distancia de por medio, por lo que no pudo aterrizar y tuvo que dar otra vuelta. Tuvo dos aproximaciones fallidas y voló cerca de 80 millas extra, incrementando el consumo de combustible y la contaminación.

Segundo. La norma internacional dice que un controlador aéreo, quien dirige y autoriza los movimientos a los aviones, debe laborar una jornada de 7 horas y entre este tiempo tomar hora y media de descanso; sin embargo, actualmente el personal trabaja 15 días consecutivos por un día de descanso por el pago de horas extras; lo que representa un grave riesgo de que ocurra un accidente por cansancio del controlador.

De acuerdo con el líder del gremio de los controladores aéreos, falta la contratación de 500 trabajadores, lo que contribuye a que los controladores aéreos tengan pocos descansos.

Por ello, en mayo de 2021 la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) degradó a categoría 2 el espacio aéreo de México por no cumplir con criterios mínimos de seguridad. Nuestro país está por cumplir un año en esta categoría que sólo comparte con otros 8 espacios aéreos como los de Pakistán, Venezuela, Ghana o Bangladesh. Los otros 77 espacios aéreos evaluados son categoría 1.

Tercero. Rafael Trovamala y Jimena de Gortari, especialistas en acústica, aseguran que el sobrevuelo de las aeronaves excede el valor de ruido recomendado por la Organización Mundial de la Salud, lo que afecta no sólo el descanso, también el desarrollo cognitivo, genera afectaciones cardíacas, dolores de cabeza y presión alta en muchos habitantes de la Ciudad de México.

Cuarto. El incremento del ruido de las aeronaves ha depreciado el valor de la vivienda de muchas familias mexicanas sin que se les haya consultado o asesorado sobre las afectaciones del rediseño del espacio aéreo.

Quinto. Los ciudadanos han expuesto que las autoridades carecen de los estudios de impacto ambiental, los efectos por contaminación acústica y los efectos a la salud, necesarios para determinar que los nuevos trazos son viables. Hay una falta de transparencia y de planeación muy preocupante.

Por ello, representantes de más de 150 colonias del Valle de México han manifestado su preocupación y han impuesto 25 amparos contra el rediseño del espacio aéreo que ha violado el artículo 4 constitucional, el cual mandata que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud” y “a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho”.

Esto es resultado de lo que me han comentado varios expertos, buscar acomodar lo “inacomodable”, todo por aferrarse a la idea de usar el aeropuerto Felipe Ángeles.

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