Nuestro planeta, el único hogar que tenemos, está mostrando cada vez más síntomas del daño que los humanos le hemos hecho. Es urgente que cambiemos la forma en que aprovechamos los recursos del planeta, pero sin generar estancamiento o pobreza, más bien con innovación y creación de nuevos empleos.

La forma en la que producimos bienes y servicios busca maximizar los beneficios económicos sin tomar en cuenta el impacto en la naturaleza. Por ello se ha creado el concepto de economía circular, que busca reducir los residuos y la contaminación que deja nuestra economía y regenerar los sistemas naturales.

Una forma de lograr esto es reducir el uso de empaques de plástico, ya que estos no se degradan fácilmente, duran cientos de años y hemos desechado tantos que ahora los océanos, muchos ríos y hasta nuestro órganos están llenos de microplásticos.

Como respuesta, cada vez hay más dispensadores de productos de limpieza que rellenan botellas reutilizables, así ya no es necesario adquirir un nuevo envase de plástico desechable cada vez que compramos detergente o suavizante de telas.

Otras empresas han optado por vender productos de limpieza en empaques compostables o en empaques que se disuelven en el agua. Así podemos disfrutar de los productos que mejoran nuestra vida, pero sin las botellas de plástico desechable que contaminan el mundo.

Por otro lado, hay empresas que están rescatando basura o desperdicios y con ellos fabrican materiales de construcción para hacer viviendas sin tener que extraer de la naturaleza nuevos materiales. Algunos hacen bloques de construcción con plástico, otros con sargazo, otros hacen viviendas con contenedores de barco viejos.

En Europa es muy común que se queme la basura que no puede reciclarse para producir energía, generando mucha menos contaminación que al quemar combustibles fósiles, además que se evita tener que depositar esos desperdicios en los mares o en el subsuelo.

En México hay empresas que convierten los desperdicios orgánicos, como los huesos o cáscaras de frutas, en pellets que sirven como combustibles energéticos, con lo que se evita la quema de combustibles fósiles.

No obstante, no toda la basura es fácil de reciclar o reutilizar, la ropa tiene muchas complicaciones para su reciclaje. Hay emprendimientos mexicanos que ayudan a la gente a vender y comprar ropa de segunda mano para alargar la vida útil de las prendas y evitar que lleguen tan rápido a los vertederos de basura.

Otros emprendimientos fabrican ropa más resistente, para poder utilizarla durante más tiempo con materiales innovadores como el bambú, que también es una fuente de fibra y utiliza mucho menos pesticidas, fertilizantes y agua a diferencia de plantas como el algodón.

En la industria textil hay mucha innovación y varios emprendimientos ahora producen almohadas, tenis y playeras con plásticos reciclados.

Hay otras empresas que fabrican imitación de piel resistente con papel reciclado o con fibras vegetales, con esto se reduce bastante el impacto en el medioambiente ya que utilizan mucha menos agua y generan una huella de carbono menor que la piel de animales. Son productos innovadores con alta resistencia ante el uso cotidiano.

También hay emprendimientos que se dedican a rescatar alimentos, ya que en México se desperdician 53 toneladas de comida cada minuto, en buena parte por razones tan absurdas como ser más pequeñas o más grandes que el estándar estético, aunque estén en excelentes condiciones.

Desechar un tercio de la comida significa un fuerte desperdicio de agua, reduce la disponibilidad de alimentos, lo que aumenta su precio, además de que se genera mucha contaminación al producir estos alimentos que no nos comemos, al tiempo que 23 millones de mexicanos carecen de una alimentación suficiente.

Es por ello que algunos emprendimientos rescatan estos alimentos y por cada 100 toneladas de alimentos rescatados se genera un ahorro de 128 millones de litros de agua.

También hay empresas que rescatan lo que generalmente se percibe como plaga, por ejemplo, los grillos que invaden las cosechas son aprovechados para hacer alimentos nutritivos, con lo que aumentan el consumo de proteínas de las personas a un menor impacto ambiental que el consumo de carne roja.

Otras empresas aprovechan plantas consideradas plagas como la higuerilla, con la que fabrican biocombustibles. De esta forma evitan que se usen más pesticidas y que se quemen plantas en vez de aprovecharlas.

También hay empresas que están reduciendo el impacto ambiental en la agricultura, algo muy importante, pues 70% del consumo de agua en México se emplea en la agricultura. Principalmente en El Bajío y en el noroeste de México se están produciendo alimentos con invernaderos altamente tecnificados.

Ellos ocupan 90% menos agua y hasta 30 veces menos espacio para cosechar la misma cantidad de alimentos, lo que detiene la deforestación, además de reducir el consumo de fertilizantes y de pesticidas.

Finalmente, quiero señalar a empresas que ayudan a recargar los acuíferos al ofrecer pavimentos permeables, para que el agua de lluvia siga su ciclo natural hacia el subsuelo, en lugar de ir a parar al alcantarillado contaminado por la basura.

Todas estas innovaciones nos dejan ver que sí es posible combinar un México más sustentable con la creación de muchos empleos dignos y bien pagados, siempre que promovamos la innovación y el emprendimiento en nuestro país.

Atrevámonos a iniciar el cambio, un mucho mejor México es posible.

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