Una Ciudad Inteligente , o Smart City , es aquella que utiliza procesos novedosos y eficientes para proveer mejores servicios públicos a sus habitantes y para ser más sustentable. Esto se consigue generalmente mediante el aprovechamiento del progreso tecnológico y científico.

Como ejemplo podemos tomar a Santander , España, donde hay sensores que miden la presión en las tuberías para detectar fugas de agua desde de forma temprana, idealmente antes de que los humanos se percaten de su existencia. Posiblemente pueda llegar el día en que se detecte dónde se va a generar una fuga antes de que ocurra, por lo menos en la mayoría de los casos. Estos sensores han contribuido al ahorro de millones de litros de agua en la ciudad y a que mejore la provisión de agua corriente en la ciudad.

El uso de sensores, BigData , inteligencias artificiales y otras tecnologías, pueden ayudar a las ciudades a recolectar la basura, proveer de electricidad y establecer rutas de transporte público de manera más inteligente, que facilite la cotidianidad de las personas sin incrementar sustancialmente el costo de vida.

No obstante, el grado de Smart de una ciudad no está determinado por la tecnología, sino por la calidad y la eficiencia en la provisión de servicios para sus habitantes y visitantes. Si la tecnología no se usa adecuadamente, puede terminar en un desperdicio de recursos.

Un ejemplo de ello es el cementerio de bicicletas en Xiamen , China. Gracias a las aplicaciones móviles en algunas localidades como la Ciudad de México , existen bicicletas que puedes rentar con un par de clics en tu Smartphone; la tomas directamente de la calle y al finalizar tu recorrido simplemente la dejas en tu destino final. Así, no necesitas comprar una bicicleta ni preocuparte por que te la roben o tener que cargar con ella a todos lados. No obstante, en Xiamen se abandonaron cientos de estas bicicletas compartidas, la euforia de esta innovación facilitó que la oferta superara por mucho a la demanda.

Otro caso podría ser una ciudad con muchas cámaras de seguridad de gran resolución que se usen para grabar lo que cada una de éstas alcancen. En cambio una ciudad con menos cámaras y de menor resolución, podría ser más inteligente, al conectarlas todas a una sola red donde la información en su conjunto se analice con inteligencia artificial para descubrir patrones, perseguir infractores y delincuentes e incluso encontrar objetos perdidos.

También se pueden implementar soluciones novedosas e inteligentes sin recurrir a nuevos aparatos electrónicos. Por ejemplo, hay escuelas primarias donde los alumnos de cada grado tienen una hora de entrada diferente, escalonada, y de esta forma no se genera el habitual tráfico de los padres de familia dejando a sus hijos justo a la misma hora. Hay empresas que hacen lo mismo, horarios de entrada y salida escalonada para disminuir la intensidad de las horas pico.

La tecnología nos permite crear soluciones cada vez más inteligentes, pero tener mejor tecnología no es la meta, sino que la meta es proveer de mejores servicios públicos.

En Santander tienen un mecanismo muy útil para determinar qué tecnología compran y cómo la usan en favor de sus ciudadanos. La localidad fue seleccionada para convertirse en Smart City, por parte del proyecto de la Unión Europea denominado Future Internet Research and Experimentation (FIRE).

El proyecto de Santander Inteligente inició en 2010 y ha sido objetivo de muchísimos pilotos en innovaciones tecnológicas, contando hoy en día con 12 mil sensores para medir lugares de estacionamiento libres, el ruido, la temperatura ambiental, llenado de contenedores de basura y muchas otras cosas.

En la última década, en Santander han aprendido a no desperdiciar el dinero. El gobierno tiene una alianza con la Universidad de Cantabria, cuyos investigadores analizan cada solución tecnológica que venden las empresas y que asesora al gobierno sobre qué debe comparar y qué no. La universidad cuenta con expertos que entienden las necesidades de la ciudad y cómo la tecnología podría ayudar a satisfacerlas adecuadamente.

Hay una muy amplia gama de cosas que puede hacer la tecnología actual para mejorar la calidad de vida en las ciudades. Hay robots que analizan la salud y el consumo de drogas de una colonia, escudriñando en las aguas negras. En algunos lugares, el subsidio al transporte público ya se aplica automáticamente de acuerdo con tus ingresos o la situación socioeconómica de los usuarios y también es posible cobrar por usar el automóvil privado justo en horas pico.

Son herramientas, medios para alcanzar el objetivo de incrementar el bienestar de las personas; y que esto se logre al ofrecer mejores servicios públicos en ciudades cada vez más inteligentes.

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