Qué tiempos aquellos en los que la euforia, la algarabía y las emociones estaban a tope para apoyar, meternos de lleno, con el equipo de todes y gozar aficionados, jugadores, comunicadores, maestros, niños, abogados... Insisto, todes, para celebrar un pase al Mundial.
Ahí salían canciones, campañas de las marcas patrocinadoras, programas especiales, suplementos en los periódicos. Te citabas con tus amigas y amigos en algún lugar, en tu casa, en el bar, y salías a las calles con la ilusión de ir al Mundial.
Todo eso se ha perdido. Es multifactorial. El pésimo nivel de la zona, que varios quieren pintar con crecimiento. Pasar de un hexagonal a un octagonal. Toda esta eliminatoria con la campaña tan desgastada del grito, la violencia en nuestros estadios sin resolver, el espectáculo perdido, los costos, la pandemia, la polarización, pero —sobre todo— el mal producto que hay en la cancha, con jugadores cada vez más separados como ídolos de nuestro país, con menos espacios de ellos, más que con los medios de comunicación oficiales para acercar al jugador, a la figura, con la afición.
En verdad, en esto —más allá de la millonaria maquinaria de ir a Qatar— se deben replantear muchas cosas, sin olvidar que apenas se conseguirá el boleto en la última jornada. Más allá del Tata Martino y lo poco ya que convence a sus jugadores, a la grada, a los expertos, a los directivos.
La idea era tener un proyecto en crecimiento y ese hoy no existe, no está cerca, y cada vez se cae más en la indiferencia.
Ojalá me equivoque, que mañana el Estadio Azteca esté lleno, con ganas de celebrar un pase a otro Mundial, pero —como andan las aguas— hoy es más fácil apagar la televisión, no pagar un boleto, ni juntarte con tus amigos, no apasionarte con la amada Selección Mexicana.
Mucho que trabajar para Yon de Luisa, quien tendrá días clave y muy serios para darle la vuelta y tener un mejor entorno, a siete meses y medio de arrancar la fiesta mundialista.
Hora de actuar acorde a las necesidades. Urge la autocrítica. Y no sólo de Martino.
¡Bienvenidos, bienvenidos! A esos días en los que a casi todo un país le emocionaba ese momento, para gritar: “¡Nos vamos al Mundial!”.
@EnriqueVonBeas






