El vive horas trascendentales para limpiar un poco la imagen, tan dañada y golpeada, en la credibilidad de las autoridades.

Para eso, más allá de los pretextos, justificaciones y reglamentos, se requiere la transparencia y el sentido común. La imagen de la patada de Nahuel a Aguirre es por sí sola llena de violencia.

Ese momento en donde un compañero de oficio quiere hacerle daño al rival. De ahí, surgen varias responsabilidades compartidas que no quieren asumir. El famoso Tuca , quien se lava las manos, porque le da igual su comportamiento, mientras le resuelva el tema deportivo.

La directiva de una institución tan exitosa, avalando a su portero sin ninguna sanción, ya que también los antecedentes del personaje son muy repetitivos. La Liga, vía sus comisiones, que no quieren reconocer y generar la sanción que marque un verdadero precedente.

A eso, le sumamos a una gran parte de la afición de Tigres , que le festeja todas sus indisciplinas y provocaciones. Para cerrar con la justificación, en redes sociales, el jugador argentino se burló y criticó a la prensa por no conocer los reglamentos.

Una muestra de un tejido en nuestro futbol que vive momentos frágiles, donde muchos actores terminaron avalando una patada mañosa de un portero a un compañero. Impunidad a la violencia en la cancha, en pocas palabras, para otra nahuelada más.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A la sanción que nadie quiso implementar.

@EnriqueVonBeas

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