La vida es una caja de chocolates, diría la mamá de Forrest Gump, pero con Ricardo La Volpe no hay sopresa alguna más que la del fracaso, el fiasco, la soberbia, la mamonería y, desde hace 15 años, la de la desactualización, la poca preparación y el nulo conocimiento de las vanguardias.

Y ojo, esta columna no la está redactando Carlos Albert (uno de mis grandes maestros), sino alguien que desde 2006 ve la descomposición del personaje.

Es cierto, el shoooo de México, alias el Bigotón, tiene muy buena prensa, se siente el que ha hecho a mano la táctica y a los grandes jugadores de la era moderna en México, pero cuando le conviene lo grita a los cuatro los vientos, y cuando hay más personas involucradas, siempre lo omite.

Basta ver todos sus trabajos desde el Mundial de 2006 y aún varios le compran el discurso. Sus mismos “pupilos” se han desmarcado de él y más los que sí han sabido ganar títulos, algo que nunca supo obtener Ricardo.

Ojalá que después de otro ridículo, ahora en Toluca, el Bigotón se dedique a cocinar y disfrutar del retiro, antes de seguir engañando a todos los que lo rodean.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A la mentira más grande de México: Ricardo Antonio La Volpe.

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