En nuestra , vivimos tiempos convulsos, llenos de retos, de toma de decisiones para salir adelante de los nueve círculos del infierno en los que hemos caído.

Así como Dante, ante Virgilio en el poema de Alighieri , busca entender los estados del cielo y el infierno, vemos que esos pecados nos han llevado a una realidad bastante compleja, ya que hasta los poderosos se contagian de la medianía y pierden el rumbo, como el Léon o Monterrey.

Hasta las poderosas y casi siempre triunfantes Águilas del América no juegan bien, aunque ganan. Acá, mi ejercicio de los tres estados de nuestro futbol.

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Infierno.

Pocos partidos con buen espectáculo, menos audiencia ante un mercado creciente, que prefiere otros tipos de entretenimiento. Desde Netflix hasta las Ligas europeas.

Equipos que —por sus nóminas— nos deberían regalar mejores juegos, terminan viviendo rachas infumables o juegos con poco tiempo de efectividad.

Purgatorio.

Llegó Mikel Arriola a tratar de transparentar nuestro deporte. La esperanza estará en sanear las finanzas y unificar las estrategias.

Ahí está la creciente Liga Femenil , que pinta para ser poderosa a nivel continental.

La purga de la Expansión, que deberá pronto darle seriedad y proyección, para que regrese la dinámica del descenso, así como los torneos juveniles, para seguir siendo una Liga con semillero.

Cielo

. El doble mercado con el que cuentan las franquicias de acá debe ayudar para buscar soluciones, más allá del torneo compartido, y detonar una mejor economía, con mejores jugadores, mejores calendarios y mejores relaciones deportivas con la Conmebol; ser mucho más firmes con la Concacaf, para que ayude a la competencia.

Los nueve círculos del infierno están merodeando a una Liga a la que, en la búsqueda de su reinvención, le está costando definir para dónde va.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A días en los que me acordé del poema de Dante Alighieri.

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