Seamos muy puntuales, entendamos el contexto para nunca olvidar este momento. Las causas de las injusticias raciales y de género no pueden pasar a segundo término.

En la en plena postemporada, en plena definición de los juegos más importantes del año y con todos los compromisos adquiridos han decidido parar, no presentarse, reclamar de manera enérgica lo que su sistema como país no ha logrado, detener el mal trato de los policías a la gente de raza negra; lo mismo con los peloteros de las Grandes Ligas , que también pararon.

En la MLS hicieron lo propio, se jugó un partido, pero los demás fueron reaccionando. La realidad sigue doliendo, que sólo por su aspecto físico son tratados de forma diferente. A tal grado que ante lo ocurrido en Wisconsin con dos policías de raza blanca disparando por la espalda enfrente de sus tres hijos a Jacob Blake, pararon la NBA sin salir a la duela condicionada en una burbuja para la contingencia.

Es decir, han entendido que no importa todo el esfuerzo que una industria y un negocio hagan si en las calles a los humanos de piel distinta los tratan diferente.

 

Un mensaje que no sólo queda en redes sociales, con playeras de apoyo sino con un parón que debe hacernos mover el tuétano y hervir la sangre.

El basquetbolista, el beisbolista y el futbolista profesional comprenden su rol en la sociedad de Estados Unidos y el deporte como vehículo de emociones ante una crisis de esta magnitud, y priorizan el mensaje: BLACK LIVES MATTER, aunque muchos retrógradas y animales blancos sigan creyendo que son superiores para seguir matando y “ajusticiando” a los negros.

El mundo debe cambiar y más allá del virus que nos azota debemos seguir luchando por un derecho de la naturaleza, la igualdad. Gracias a todos los que pararon ayer, que le dijeron al mundo que hay luchas más importantes por disputar.

¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día que la NBA, MLB, MLS pararon por sus hermanos que buscan por fin la igualdad.

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