Es común que un mismo hecho produzca consecuencias negativas y positivas de manera coincidente. De ahí la expresión “una mala y una buena”. Así sucedió en las últimas semanas para México, en temas de deporte, salud, el Covid, pobreza y el Poder Judicial. Vale la pena un somero balance de todos estos eventos casi simultáneos.

La olimpiada de Tokio

La mala: el desastre de la delegación mexicana con 4 bronces y el lugar 85, por debajo de Kenia, Jamaica, Irán, Uganda, Ecuador, ¡Venezuela!, Fiyi, Bermudas, San Marino. Con 65 atletas, Rep. Dominicana consiguió 1 medalla x cada 13, Jamaica con 58 1 X 6.4 y nosotros con 162, 1 X 40.5. (Reforma 9/agosto). La ¡15 economía mundial!

La buena: el gran esfuerzo de nuestros atletas pese la desorganización del deporte de alto rendimiento empezando por la Conade que dirige Ana Guevara. ¿Cuándo entenderemos que un destacado atleta no es buen administrador del deporte?, ¿Mejoró la natación cuando el Tibio estuvo al frente? Mención especial a nuestra selección de futbol bajo la acertada dirección técnica de Jaime Lozano. Nos ofrecieron cuatro partidos de excelencia, en especial frente a las escuadras orientales de Corea del Sur (6-3) y el anfitrión Japón (3-1)inolvidables!. Muchas gracias jóvenes.

La pobreza

La mala: el informe de Coneval del aumento en 3.8 millones de pobres (de 51.9 a 55.7) y el incremento de la pobreza extrema en 2 millones (8,7 a 10,8) entre el 2018 y el 2020. Compatriotas que no alcanzan a completar la canasta alimentaria básica, no obstante vivir en la quinceava economía del mundo.

La buena: cuantificarlo con datos duros evitando caer en estimaciones falsas que nos impidan combatirlo con eficacia. El caso Oaxaca de Alejandro Murat es ilustrativo. Disminuyó 2.7 puntos la pobreza en su entidad y pasó del penúltimo lugar (31) al 29.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

La mala: el persistente deterioro administrativo y con ello la credibilidad de la institución ocasionado por su presidente José Luis Vargas, investigado por enriquecimiento ilícito y gastos sin comprobar por la UIF y la FGR, pero también con sus decisiones discrecionales y el insulto hacia sus pares, sin descartar su abyección al poder central.

La buena: la deposición del magistrado Vargas como presidente del Tribunal ante la enhiesta actitud de la magistrada (Janine Otálora) y los magistrados (Fuentes, Infante, Reyes y De la Mata) para finalmente levantarse con un ¡YA BASTA! y poner fin a sus atropellos, nombrando a un sustituto en defensa de la autonomía y prestigio de la institución.

La SCJN y el caso Zaldívar

La mala: el innecesario desgaste que se extendió por cuatro meses convalidando la inconstitucional decisión de los legisladores de incluir un transitorio para extender dos años su mandato. Tardíamente el principal guardián constitucional se anticipó a la resolución del ministro Franco declarando que no aceptará lo inaceptable desde el principio: la prórroga de su mandato.

La buena: terminó por imponerse la razón jurídica: prevalece la Constitución por encima de un transitorio ordinario y espurio, como lo prescribe el art. 133. En una cuidadosa resolución, el ministro Franco califica de “antinomia” el artículo 13 de la ley frente al 97 de la Constitución haciéndolo “inaplicable”. Como la respuesta a una consulta no puede hacer jurídicamente inconstitucional al susodicho precepto, habrá que esperar la decisión sobre la acción de inconstitucionalidad. Por lo pronto el ministro, próximo al retiro, sale por la puerta ancha al fijar una indubitable posición de un contundente ¡NO! a la violación constitucional, que afortunadamente no prosperó.

El Covid

No hay mala ni buena, sino desastrosa, para variar la gestión de la pandemia de López Gatell. Desatada la variante Delta, con la 3ª ola, llegamos a más de tres millones de contagios, más de trescientos mil decesos y de nuevo los hospitales al borde de la saturación.

Docente / investigador de la UNAM.

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