El Comité especial de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, instaurado para investigar el ataque a su Capitolio el 6 de enero de 2021, ha puesto al descubierto la fragilidad extrema de la democracia en ese país. 

A las revelaciones del Comité se suma la reciente resolución de la Suprema Corte, que revirtió la sentencia de Roe v. Wade (1973), despojando a la mujer norteamericana de sus adquiridos derechos para decidir sobre su cuerpo, al trasladar la decisión a las legislaturas locales ávidas de legislar contra el aborto. Ambos acontecimientos configuran una agenda ultraconservadora en Estados Unidos con muy posibles efectos en la gestación de un gobierno como nunca han conocido en su historia.  

Ese es el tema de dos novelas distópicas (antiutopías) que conciben una dictadura en el país de las libertades y la democracia. 

La primera es de Sinclair Lewis. Su título It Can´t Happen Here (No puede suceder aquí) inspiró a contrapelo el de esta entrega. Publicada en 1935 en el trasfondo de la Gran Depresión de 1929 y el ascenso de Hitler en Alemania y Mussolini en Italia, narra la llegada al poder de Berzelius “Buzz” Windrip con una plataforma populista que promete restaurar “la prosperidad americana” declarándose un antipolítico del establishment y defensor del americano común.

Ya en la presidencia cancela el Congreso y la Corte, crea una milicia (Minute Men) e impone la ley marcial para sus oponentes detenidos, torturados y enviados a campos de concentración. Suprime los derechos de la mujeres, judíos y afroamericanos apoyado en una propaganda que somete a la prensa y centros educativos. Doremus Jossep, editor liberal y dueño de un periódico en Vermont, es su oponente principal. Detenido y torturado, escapa a Canadá, donde conduce una organización clandestina contra el dictador depuesto por un golpe del jefe de los milicianos, después del descalabro económico y una guerra contra México.  

La otra es la novela de la canadiense Margaret Atwood publicada en el 2017 con el título The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada). Trata de la República de Gilead, un gobierno autoritario encabezado por un comisariato colectivo misógino, autor de un sistema teocrático/totalitario que reduce los derechos de la mujer a su reproducción. 

Tal parece que la imaginación de Lewis y Atwood está en vías de convertirse en realidad en Estados Unidos. Veamos. 

El Comité del 6 de Enero reunió testimonios contundentes de Brad Raffensperger (secretario de Estado de Georgia), Rusty Bowers (presidente de la Cámara de Representantes de Arizona) y Bryan Cutler (presidente de la Cámara de Representantes de Pensilvania), a quienes presionó Trump para anular los resultados electorales en sus respectivos estados.  

Por su parte Eric Hershmann (abogado principal de la presidencia), William Barr (exfiscal general) y Jeffry Rosen (fiscal general interino), todos muy cercanos al presidente, y su hija Ivanka, intentaron convencerlo infructuosamente de su derrota. Trump se negó aceptarla exigiendo: “Solo declaren que la elección fue corrupta y déjame lo demás a mí y a mis congresistas republicanos”.  

Cassidy Hutchinson (asistente de Mark Meadows, el último coordinador de la presidencia de Donald Trump), testificó que Trump exhortó a sus partidarios a “luchar con todo” ese 6 de enero, y sabiendo que iban armados no trató de impedir su desarme. Planeó unirse con ellos en el Capitolio, pero no fue porque el Servicio Secreto se lo impidió.  

A meses de las elecciones de medio término, cuando la popularidad de Biden sigue en picada y Kamala Harris está ausente, Estados Unidos debate si Trump, odiado por unos y admirado por otros, debe ir a prisión o volver a ser candidato en la próxima elección presidencial. En este caso estaríamos ante la posibilidad, (parafraseando a Sinclair Lewis) de que SÍ SE PUEDA desaparecer la centenaria democracia estadounidense y se instaure por vez primera en su historia, un régimen autocrático.

Docente/investigador de la UNAM 

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