Mujeres jóvenes caminan cabizbajas por las calles de Boston, ataviadas con una larga túnica color rojo-fiusha y una cofia blanca que cubre toda la cabeza a manera de embudo dejando sólo la cara al descubierto.

Viven en las casonas de los comandantes (de oscuro) y sus esposas infértiles (en verde-jade), con la obligación de embarazarse por aquellos, mediante coitos presenciales con sus esposas denominados “la ceremonia” en los que sólo está permitida la penetración sin tocar a la mujer. Ellas existen sólo para “cumplir” con su función biológica y nada más. Cuando nace la criatura se entrega a la esposa del comandante como madre adoptiva, despojando a la madre biológica de su hijo(a) para siempre. Después de algunos nacimientos, se le envía a “Las Colonias”, donde morirá recolectando desechos tóxicos. Con esa procreación se asegura la preservación del sistema político.

Es la República de Gilead establecida en los EUA tras un golpe mortal a su democracia que canceló todas las libertades políticas y sociales. Un gobierno autoritario encabezado por un comisariato colectivo de integración masculina, ha conformado un sistema teocrático/totalitario sostenido por la fuerza de guardianes (de negro) con armas de alto poder en calles y plazas y la disciplina impuesta por “las tías” (de café) encargadas de asegurar la reproducción de las llamadas “criadas” (handmaids). El monumento a Lincoln fue descabezado y el obelisco en memoria de Washington atravesado en la parte superior en forma transversal para simbolizar una cruz monumental.

Es el tema de la novela distópica (anti-utopía) de la escritora canadiense Margaret Atwood (Ottawa, 1939) que Netflix llevó a la pantalla con el título del libro The Handmaids Tale (traducido en España como “El cuento de la criada”), en el que la autora describe un escenario catastrófico para los EUA. El libro se publicó (2017) cuando Trump llegaba a la cúspide de su poderío económico y político, asestando duros golpes a su democracia y sistema electoral, hasta escalar el brutal ataque al Capitolio el 6 de enero de hace un año, cuando el Congreso certificaba el triunfo de Biden.

El escenario de Gilead hoy se antoja impensable en los EUA. Pero no lo es tanto conjeturar el ocaso democrático de ese país, cuando Trump, el autor del furioso ataque al Capitolio en 2021, se mantiene impune, y millones de estadounidenses y casi todo el partido republicano, están convencidos de “la gran mentira” que el tirano acaba de reiterar: “la insurrección real fue el día de las elecciones y el mitin del 6 de enero una protesta contra una elección amañada”. Todo esto enfilado a las elecciones intermedias de fines de este año donde los republicanos pueden hacerse del control del Congreso y asegurar la certificación de Trump aun si pierde las elecciones del 2024.

Recordemos que en 1872 Julio Verne escribió su célebre La vuelta al mundo en 80 días cuando ni en sueños había la posibilidad de hacer ese viaje en ese tiempo. Hoy puede hacerse en horas.

¡Felicidades Australia por defender ante el mundo el principio de la igualdad ante la ley y expulsar a Djokovic!

Docente/investigador de la UNAM