El intercambio franco de ideas, mediante el diálogo, es una herramienta poderosísima para encontrar soluciones y alternativas que eviten el escalamiento de problemas al punto de estallar en crisis de grandes proporciones.

Fue la falta de diálogo entre el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y las representaciones estudiantiles en 1968 lo que llevó a la masacre de Tlaltelolco el 2 de octubre que pudo haberse evitado. Por el contrario fueron los diálogos de San Andrés Larráinzar lo que atenuó el conflicto con el EZLN en Chiapas. Fue el diálogo lo que puso fin al conflicto de 30 años entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña cuando el Sinn Féin brazo político del IRA finalmente llegó al Acuerdo del Viernes Santo en 1998. Fue el diálogo entre el gobierno y la guerrilla del FMLN lo que puso fin al conflicto en el Salvador con los Acuerdos de Chapultepec firmados en México en 1992.

Hoy México vive una “guerra” que hasta el momento le ha ocasionado más de 75 mil muertos. No se trata de un conflicto armado, se trata de una “guerra” contra un enemigo invisible el sars covid-19 que se ha prolongado por 7 meses con una enorme letalidad y no tiene visos de terminar. En su edición del 12 de septiembre pasado, El Universal da cuenta de ella en una primera página muy impactante. Sus ocho columnas indican: “70 mil 183 muertos por Covid en México” y se acompaña de dos fotografías desgarradoras: el cementerio de San Lorenzo Tezonco en Iztapalapa hacia el 17 de mayo prácticamente vacío y para el 29 de agosto (3 meses después) repleto de tumbas con nombres de las víctimas.

El covid es un enemigo que contagia, agrede y mata, sobretodo a nuestros soldados, las y los médicos, las enfermeras y los enfermeros que con un valor inaudito, se mantienen incólumes en la primera línea de batalla. Pocas frases tan conmovedoras como la de la enfermera del IMSS Norma Estela Colunga reconocida con la presea Miguel Hidalgo en el Zócalo el 16 de septiembre, cuando señaló estar agradecida por sostener la mano de un paciente en su momento de agonía antes de su último suspiro mientras se despedía de sus familiares.

Si en verdad queremos detener a este mortal enemigo que tantas familias de mexicanos ha enlutado, es el momento de dialogar entre quienes tienen en sus manos la administración de la pandemia, y quienes con una experiencia acumulada en años del ejercicio de su profesión, desean aportar lo mejor de sí mismos para enfrentarla. Me refiero al documento “La gestión de la pandemia en México” elaborado por la ex -secretaria Mercedes Juan y los exsecretarios Salomón Chertorivski, José Angel Córdova, Julio Frenk, José Narro y Guillermo Soberón. En once capítulos los autores elaboran una serie de análisis y consideraciones que van desde las primeras medidas, el marco jurídico, la política de aislamiento, experiencia internacional, pruebas, reconvención hospitalaria, el cubre-bocas, la política económica, la nueva realidad, conclusiones y recomendaciones. Incluso los autores han solicitado ya una reunión con el secretario Alcocer y el subsecretario López-Gatell a fin de dialogar sobre la mejor forma de contrarrestar a la pandemia.

Ese diálogo sobre la salud en México es hoy en día indispensable por 3 razones: 1) No hay un descenso drástico de la curva epidémica, y este ritmo sin duda llegaremos a más de 100,000 muertos para diciembre; 2) No se va a contar con la vacuna hasta el primer semestre del año entrante, si bien nos va y no hay episodios de efectos secundarios que ameriten detenerla en lo que se resuelven, lo que mientras tanto significa más muertos; 3) El mes entrante es el inicio de la época estacionaria de la influenza lo que puede disparar terriblemente el covid con un mayor rebrote y por lo mismo hay que estar prevenidos con un sistema de salud más fortalecido. Al respecto el Dr. López-Gatell acaba de señalar: “podríamos tener una exacerbación” y agregó: “hay que administrar el riesgo disminuyendo lo más posible los contagios” (conferencia vespertina del 19 de septiembre).

Dialogar enaltece y engrandece al ser humano. No dialogar lo envilece y empequeñece. Dialogar no significa debilidad alguna, al contrario implica la fortaleza que da la seguridad en sí mismo para intercambiar las ideas propias con otras, en la búsqueda de una solución a un problema grave de pérdida de vidas humanas. Dialogar es lo que Octavio Paz llamaba encontrase con la “otredad”. Dialogar permite resolver problemas, no dialogar los escala hasta el punto de crisis (el movimiento del 68 es el mejor ejemplo).

Este gobierno está dando muestras de una actitud dialogante cuando la Secretaria de Segob, Olga Sánchez Cordero, se sienta a conversar con las feministas que tienen tomada la CNDH, y el Director General del IMSS, Zoé Robledo, platica con los padres de niños con cáncer.

Dialogar sobretodo entre colegas que hablan el mismo idioma médico-científico no significa confrontar al gobierno de la 4T con quienes fueron servidores públicos en otras administraciones y dos de ellos rectores de la UNAM, significa intercambiar ideas, estrategias, planes y medidas para atacar a un enemigo implacable que está matando a mexicanas y mexicanos sobretodo de escasos recursos. Confío en que se dará ese diálogo indispensable y que el secretario Alcocer y el subsecretario López Gatell (IMSS e ISSSTE incluidos)recibirán a sus colegas médicos para conversar sobre la salud, por el bien de México y en el mes de la patria!

Docente/ investigador de la UNAM

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