A dos semanas del cierre del 2025 y el inicio del 2026. ¿Cómo le fue a México en estos 365 días? ¿Qué se avizora del 2026?
El sello distintivo respecto de 2024 fue la conducción política del país, por vez primera en nuestra historia, a cargo de una mujer, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en la presidencia de la República.
Ella decidió seguir el mismo guion que su antecesor, tanto en la forma (mañaneras, concentraciones en el Zócalo, culpabilidad retrospectiva sobre problemas actuales), como en el fondo (política social, con aumentos salariales y programas sociales, fortalecimiento de obras insignia: Tren Maya, Interoceánico, Dos Bocas y AIFA, a pesar de su altísimo costo y muy baja rentabilidad —y en política aún más concentración del poder), pero hubo matices en el tono bajo de la rispidez, la polarización maniquea y el pleito casi diario, que tanto disfrutaba el macuspano.
En seguridad pública, se omitieron los abrazos a los delincuentes y se usó la fuerza, sobre todo contra el crimen organizado, pero la disminución de los homicidios dolosos estuvo acompañada de la elevación de los desaparecidos. Se incrementó la incautación de narcóticos (fentanilo), armas y arrestos a integrantes de cárteles, pero no disminuyó su fuerza letal sobre todo en estados como Sinaloa y Michoacán, donde el brutal asesinato de Carlos Manzo en Uruapan fue una contundente muestra de su poderío. Se perciben los beneficios de la estrategia basada en inteligencia de Omar García Harfuch para identificar oportunamente y actuar en áreas criminógenas, pero resultan insuficientes los esfuerzos por sistematizar y federalizar la estrategia mientras se siga creyendo cómoda e irresponsablemente en la fuerza mítica individual de un Batman.
En materia judicial la elección de los juzgadores, manipulada con acordeones, es el peor revés al Estado de Derecho. El Tribunal Constitucional pasó a ser una Corte populista a modo, que ahora controla el Ejecutivo.
Disminuyó la pobreza sin trastocar el equilibrio financiero y el incremento salarial no disparó la inflación, pero no hubo mayor acceso a los servicios de salud pública, educación y un aumento en la infraestructura. ¿Mayores ingresos para ir a las Farmacias del Ahorro, niños sin escuela y nuevas carreteras y puentes ausentes? No estamos en recesión, pero un crecimiento anémico nos mantiene en el estancamiento secular prolongado, con baja inversión y productividad débil, lo que los economistas denominan “estagnación” y remesas a la baja.
La política interior sin brújula, no se ve, menos se siente. Los controles encorsetados que dejó AMLO en ambas Cámaras y el partido guinda, en lugar de prudentes y recatados, son los más sonoros, controvertidos y visibilizados. Con la austeridad republicana ausente, prefieren pedir perdón a pedir permiso, lo que genera una sobrecarga política en la presidenta desgastada en preservar la unidad de la 4T. Debió pretextarse la presentación-no presentación de un libro mentiroso de los sacrificios humanos en los pueblos originarios que no revisó el Código Magliabechiano, para dar un manotazo de ¡ORDEN AQUÍ ESTOY!
En política exterior un persistente Trump agresivo, requiere de un muy difícil equilibrio en una cuerda floja en la que los aranceles, amenazas de injerencia militar contra los cárteles y la no firma del T-MEC, han obligado a una persistente política reactiva frente al vecino, acompañada de serios tropezones hacia otros países como Perú y sobre todo Venezuela. Es inentendible el “sin comentarios” al Nobel de María Corina, mujer y luchadora política contra un régimen opresivo, que recuerda a la joven luchadora universitaria en México.
La gran incógnita para el 2026 es, desde luego, la reforma política-electoral. La disyuntiva es clara: ¿una regresión autoritaria para consolidar por mucho tiempo el nuevo sistema ya conocido de partido hegemónico con el dominio absoluto de Morena? o ¿una plena democracia en donde el poder de decisión sobre el gobierno sea del pueblo, con el pueblo y para el pueblo?
¡Feliz Navidad y que el 2026 sea muy diferente y mejor año que el 2025!