Las olimpiadas más extrañas del mundo se celebran con y a pesar de la pandemia. Lo que más me emociono fue ser testigo de cómo el surfing y la patineta finalmente reciben la aprobación de los altos funcionarios y son ya considerados deporte y no solo una afición ligada a ciertos estilos de vida considerados alternativos. Retos, récords, sana competencia entre naciones a través del deporte y, todo lo que conlleva. Cuando todo esto empezó a mi lo primero que me vino a la cabeza fue el gasto en la comercialización del evento y lo tremendamente caro que hubiese sido cambiar de fecha así que Tokio2020, aunque estemos en agosto de 2021. Qué necedad. Sin público. Sin algarabía. Sin turistas que compren muñequitos y recuerdos en medio de un calor insoportable. ¿Como van los japoneses a recuperar los 15,400 millones de dólares invertidos hasta ahora? Mas o menos he seguido resultados y medallistas por redes sociales ya que aquí en Valencia los horarios no coinciden en lo absoluto. Además, si les soy franca, no he visto los juegos olímpicos por televisión desde que el escenario era dominado por Mark Spitz, un norteamericano quien, en 1972, en Múnich, acumulo siete medallas de oro. bigotón de bastante buen ver, la foto que lo hizo famoso deja algo a la imaginación a pesar de que el hombre trae puesto uno de esos infames trajes de baño Speedo -que estuvieron tan de moda en los setenta- sus medallas y, nada más. Pero domino el chisme.

Los JJOO tienen su origen en el año 776 AC en la Antigua Grecia, y no fue sino hasta 1894 en que el francés Pierre de Courbetin, quien fundo el Comité Olímpico Internacional, propuso el actual formato aunque negando hasta el día de su muerte la participación de mujeres en las distintas competencias. Afortunadamente no le hicieron mucho caso y, esto cambio en 1900. cuando el “sexo débil” participo en golf y tenis, pero no fue sino hasta 1928 en que el comité [e dio luz verde a las deportistas en general, gracias a las influencias de la francesa Alice Melliat. Hoy en día las mujeres suman más del 40% de participantes. Sin la Sra. Melliat nunca hubiéramos sabido de Nadia Comaneci, el primer 10 en la historia de la gimnasia, Simone Biles, por supuesto, o Sky Brown quien a sus trece años es campeona de patineta. El sexo débil, jaja.

Participar en las olimpiadas es honor publico y orgullo personal, de esos acontecimientos que no se dan fácil en la vida. Son 206 países los que participaron en esta edición. Yo creo que un 4º lugar en cualquier categoría es un gran logro, sobre todo considerando que el Comité Olímpico Mexicano nunca tiene presupuesto para ayudar a l@s atletas. Yo hubiera sido muy feliz de tan solo participar, y mi uniforme estaría colgado en lugar de honor en la sala de mi casa o tintoreado y guardado cuidadosamente en una caja que colocaría hasta arriba del armario, para presumirla a mis hijos y nietos llegado su momento. Pero cada quien. Que si las camas “anti-sexo”. En primer lugar, un buen descanso es la prioridad. Una diseñadora industrial me explicaba que son una maravilla: de cartón (más resistente que la madera), reciclables, ajustables y, que las medallas son piezas de celulares mezcladas con oro y plata.

Entonces, gracias a Rommel Pacheco, Alejandra Valencia, Luis Álvarez, Alejandra Orozco, Gabriela Agundez, Alexa Moreno, la selección de fut y, a todos los competidores por el simple hecho de haber logrado participar.¡Viva México cabrones!

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