Dicen que en la Guerra y el amor todo se vale. Pero no es cierto. No se vale la crueldad. No se vale la mentira. Pero aquí estamos, en medio de muchas guerras, viviendo en un "momento histórico en el que preferiríamos no participar". Existen al menos 25 tipos de guerra, según Wikipedia y, en mi opinión, guerra sucia, o “el conflicto con utilización, por parte del Gobierno, de métodos ilegítimos orientados a inducir miedo en una población determinada”. Putin , Xi Jinping, Kim Jong-un, y otros menos famosos que comparten una visión del mundo muy parecida. Poder. Demostrar, presumir su poder. Su locura es muy distinta así como sus estrategias, pero al final todos juegan sucio.

La guerra de Ucrania es una guerra de desgaste: físico, psicológico, a ver quién aguanta más. Hasta ahora. Me tiene particularmente preocupada no sé si por su cercanía geográfica, mi complicada relación con el país (a la que no entraremos), pero sobre todo por la nula compasión de parte del alto mando ruso. Allí todo se vale y las consecuencias globales ni madres. Absurdo e increíble timing, por cierto, el del grupo de amistad México-Rusia, pero esa es otra historia. También es una guerra de información, desinformación y propaganda. Ahora dicen que los ucranianos tienen cola que les pisen. También escuche el rumor de que Putin tiene una enfermedad mortal, le queda pocos meses de vida y, quiere dejar huella como el hombre mas poderoso de la tierra. Como malo de James Bond.

En Hong Kong me tocó vivir otra guerra de desgaste, en donde nadie hizo nada. No hubo mucha sangre, ni bombazos, construcciones bombardeadas. El movimiento prodemocrático que pacíficamente empezó en 2014, terminó en 2020 con la implementación, por parte de China, de la Ley de Seguridad Nacional. Fue y sigue siendo una guerra injusta donde la libertad de expresión y las libertades individuales han pasado a la historia. Desapariciones, encarcelamientos, fuga de talento de locales y expatriad@s, militarización, uso de fuerza por parte de la policía, juego sucio. Joshua Wong, por ejemplo, líder del Umbrella Movement está en la cárcel. China ha pedido, como de costumbre, que la diplomacia internacional no se meta en sus asuntos internos a pesar de haber violado la Declaración Conjunta entre Beijing y el Reino Unido en donde se aseguraba en piedra que Hong Kong conservaría su estatus postcolonial especial hasta 2047. Aquí, Xi-Jinping y Carrie Lam -jefa del ejecutivo en Hong Kong desde 2017- usaron el caos del covid como pretexto para ir callando al movimiento. La ironía es que ahora, el incidente de muertes por el virus es tan alto que los cadáveres se apilan en las morgues, la economía es un desastre y la ciudad irreconocible.

Guerras, guerrillas, conflictos, acuerdos y desacuerdos, treguas. El terrorismo. Los narcos. Violencia por todos lados. Y qué decir del gravísimo problema climático que siento vamos perdiendo y cuyo futuro veo como una mezcla entre Blade Runner y Los juegos del hambre, aunque para entonces seguramente ya no estaré para contarlo. En cuanto a las guerras del amor, los patrones a la vista proponen una sociedad a la defensiva en donde todos vamos contra todos y dominan los “ismos”. La alguna vez llamada guerra de los sexos es ahora de géneros. La amabilidad se cofunde con coqueteo, los modales por sumisión. Y de aquí, la interminable guerra con uno mismo, esa que solo confunde y que domina a todas las demás.

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