Afirma Iris, una de las personajes importantes de la novela de Alfonso Orejel, Consumidores de pesadillas, publicada por Penguin Random House/ Montena, en agosto de 2019 en la Ciudad de México. Es una novela juvenil que está dirigida a aquellos que experimentan más terror ante la realidad cotidiana que en esos sueños que a muchos los pueden llevar al infarto. Hugo lo tiene muy claro cuando expresa: “A veces la realidad es más brutal que una pesadilla”, quizá porque se trata de pesadillas que, “son mucho peor que cualquier película de terror. Porque nacen de tus miedos más profundos, de los miedos que no te atreves a nombrar.” ¿A qué le teme usted?, ¿qué le provoca taquicardia? Esta galería, sin duda, le ayudará a definir esa parte de sí mismo que no es nada fácil de controlar.

Alfonso Orejel, nacido en Los Mochis Sinaloa, México, es un escritor fiel al territorio del suspense, sobre todo dirigido a jóvenes y niños atrevidos que les gusta experimentar emociones fuertes y no se asustan con cualquier cosa. Ha desarrollado un estilo directo que funciona perfectamente para poner los pelos de punta a las pocas páginas. Un asunto importante es que los miedos no tienen edad. Esa sensación que en la niñez lo inducía a percibir cuerpos en lo oscuro, a imaginar que las sombras tenían vida, no desaparece; y si las pesadillas surgen de los miedos, es inevitable que sea algo inherente a la personalidad de cada quien. En esta novela, Alfonso crea cinco personajes jóvenes, estudiantes de prepa, que nos comparten sus temores más profundos. Además de Hugo, que ya lo mencioné, encontramos a Felicia, una chica inquieta, hija de una pareja que vive de dictar conferencias sobre la felicidad, que además tiene un hermano, Brian, que resulta ser el chico más gandalla de la prepa, un joven, “bestia de gimnasio”, que abusa de todos. Iris, una chava que ha practicado todas las formas de la cultura de lo sucio: punketa, darketa, rockera y demás, y que viste solo ropa oscura y holgada. Aldo, el genio capaz de encontrar en el fondo de Internet un portal especial que llama Zona Cero y que es, nada más ni nada menos, que la entrada al mundo de las pesadillas. Brandon es el muchacho pobre, abandonado por su madre que se embarazó de un novio irresponsable que en cuanto se enteró de la preñez salió huyendo.

Cada uno vivirá experiencias extremas en este mundo de pesadillas. Orejel se vale de elementos tradicionales para crear terror en cada personaje: oscuridad, sangre, niños mutilados, otros hambrientos devorando a sus hermanitos, muñecas, monstruos, niñas sin rostro, fetidez, animales a los que tememos. Lo interesante es cómo cada uno se ve a sí mismo, a su familia, a su espacio y a sus amistades. ¿Tienes padres impositivos? Pues aquí hay casos que se te pueden parecer. ¿Es usted un padre impositivo que pretende que su hijo se le parezca y estudie lo mismo que usted? Entérese lo que piensa el joven de esta novela sobre su progenitor que es justo así. ¿Vives a gusto en tu casa?, ¿te agrada lo que comes?, ¿apruebas lo que piensan de tu vestuario? Ser joven nunca ha sido fácil, pero en esta novela el autor toca puntos fundamentales que no deberían existir en las familias. ¿Por qué dice que, “todo era de una perfección repugnante”? Y más adelante agrega: “Pues eso es hacerse adultos, güey: tener una cabeza cuadrada y olvidarte de aquello que te emociona. Haz de cuenta que te conviertes en un zombi.” ¿Cómo la ven?

Alfonso Orejel no está inventando el mundo. Es un efectivo promotor de lectura y desde hace muchos años mantiene estrecho contacto con niños y jóvenes. Señalo esto porque Consumidores de pesadillas es una poderosa advertencia a los padres sobre la vida de sus hijos. La modernidad ha traído cierta separación en las familias mexicanas que ha inducido a los jóvenes a inventarse a sí mismos; sin embargo, los miedos nacen en la casa y provienen de situaciones muy concretas que no les voy a revelar. No me atrevería. Pero son la materia prima de que parte Orejel en esta novela que realmente es para jóvenes de todas las edades. La escritura es limpia, intensa, cada capítulo está dedicado a un personaje y consigue desarrollar una trama correcta y subyugante. “No hay sensación superior a la que brinda la inminencia de la muerte”, expresa el autor, y las preguntas que usted le haría son inevitables. Desde luego, hay algunos besitos por ahí que suavizan algunos momentos. Ya me contará qué le pareció.

Google News

TEMAS RELACIONADOS