Chale, presidente. Prometí no escribir más sobre el desastre que es tu gobierno, pero este ataque tan artero a periodistas tan necesarios para la vida democrática en nuestro país, me hizo dudar. Ayer, que acompañé a Leonor al súper, cuatro personas me pidieron que dijera algo, que no debía callar. Que habían votado por ti y que estaban arrepentidos. Un señor agregó que de muchas maneras los escritores éramos la voz de todos y que su señora y él habían disfrutado mucho la parte erótica de mi nueva novela. Órale, así qué. Eh bots, tranquilos, ey, miembros de la banda de palacio, como la llaman, no pierdan tiempo leyendo mi columna; sé que en EL UNIVERSAL tienen mucho trabajo, por tanto no se entretengan aquí. Neta presidente, qué gacho, y luego hacer eso en Sonora, ¿Recuerdas lo que te dijo el morro en Punta Chueca? Seguro no. Por cierto, hay un diccionario seri-español-inglés. Compilado por Mary Beck Moser y Stephen A. Marlett, que debería editar el FCE; no tienes idea de lo que ayudaría a que esta profunda manera de nombrar el mundo, no se pierda.

Entiendo que te moleste Carmen, es una periodista que no teme y su vida profesional siempre va cuesta arriba. Al principio pensamos que la respetarías pero no; en cuanto te vino en gana has intentado denostarla; pero no presidente, nunca podrás con ella. Nunca. Ella es amiga de la verdad y tú la pasas mintiendo. ¿Primero los pobres? Mis blanquillos, presidente. Que te digan quienes están muriendo en la pandemia y date una vuelta por las salas de emergencia del Seguro Social y pregunta cuánto tiempo llevan allí. Eh bots, calmados batos. Oye, seguro sabes quién es Javier Valdez. Lo importante que es su obra escrita y el valor que tenía para no arrugarse frente a los poderosos, políticos o delincuentes. ¿Qué pasó con su caso?, ¿de veras fue quien dicen que fue? Oye, ¿ya viste? Han asesinado a seis periodistas en lo que va del año, ¿cuántos deben morir para protegerlos?

Dijiste que la venganza no era lo tuyo y lo celebramos, pero vemos con tristeza que la guerra te gusta. ¿Qué es toda esa andanada contra Loret de Mola? Desde tu importante investidura, ¿tienes que atacar a un periodista de esa manera?, ¿lo disfrutas?, ¿lo comparas como cuando decías a tu gente: ¡A los pozos! Y eras una promesa en el PRI? Reconoce presidente, Carlos te lanzó una recta que no supiste descifrar, te dejó macaneando la brisa. Sabes bien que todos los mexicanos aprobamos tu promesa de atacar la corrupción. ¿Quién puede estar en contra de eso? Pero. Las dudas empezaron cuando pusiste al señor que derriba sistemas y que no pasó nada cuando el periodismo denunció que de austero no tenía nada. Y después la familia. Creo presidente, que si aceptaras que tu hijo puede vivir como le dé su regalada gana y que demostraras que nada tiene que ver su riqueza con actos de corrupción, muchos lo aprobaríamos. Al menos yo, mi mejor deseo es que mis hijos vivan en lindas casas y mis nietos crezcan sanos asistiendo a escuelas de vanguardia. Tal vez debas ocuparte de los grandes problemas en que estamos. Aristegui, Loret y los periodistas que te señalan tus yerros, no te desean mal. Lo que pasa es que insistes en mentir, en guerrear, en sostener en tu gabinete a personas que no han cumplido. Presidente, vives en un palacio, en un monumento nacional. No quisiste vivir en una casa. El lunes compré rosas rojas para mi esposa, ¿cómo eran las que regalaste a tu señora? Eh bots, ¿estuve bien, verdad?

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