Encerraron en la cárcel de Santa Martha Acatitla a Rosario Robles y le abrieron las puertas de Palacio Nacional a José Antonio Meade. En unas cuantas horas, eso ocurrió.

El juez Jesús Delgadillo Padierna consideró que Rosario se podía fugar y por ello decidió que era necesaria la prisión preventiva.

Aunque el delito por el que se le acusa (por lo pronto) no amerita este tipo de acción extrema, él tiene la facultad de aplicarla. Y lo hizo.

El mismo juez, en la misma audiencia, sugirió investigar a Enrique Peña Nieto y a José Antonio Meade.

La larga noche y madrugada cayó para Robles. Ingresó al penal.

Mientras que el amanecer cobijó a José Antonio y su tocayo, González Anaya (exdirector de Pemex, exsecretario de SHCP y concuño de Carlos Salinas de Gortari). Llegaron al recinto presidencial.

La lente de colegas que cubren la conferencia mañanera captó la salida de “los José Antonios”. Unos minutos después, la reportera Noemí Gutiérrez, siempre en el lugar de los hechos, interceptó al titular de Hacienda, Arturo Herrera, y le preguntó si habló con ellos. Respondió que no.

En la tarde de ese mismo día, aceptó que sí se reunieron.

Tuiteó que lo ha hecho de manera informal con casi todos los anteriores secretarios. Añadió que “sólo hubo dos problemitas: 1.- No hubo chilaquiles en el menú. 2.- Les tomaron una foto al salir y se #chivearon mucho.”

Más allá del tono bromista, Herrera es un funcionario serio. Sabrá que ese encuentro puede traer otras vicisitudes además de las chilaquileras.

Quizá solo se trató de falta de tacto para cancelar un desayuno programado. Pero, con justa razón, prende focos rojos. Alerta sobre las mismas prácticas que potenciaron corruptelas: acuerdos en lo oscurito para asegurar pactos de impunidad.

El Poder Judicial apuntó hacia Meade. Sin tardanza, este último platicó con uno de los actores del Poder Ejecutivo que podría indagarlo a través de su Unidad de Inteligencia Financiera.

El capítulo, de una historia que está por escribirse, lo resumió con maestría Helioflores en su cartón de EL UNIVERSAL: “Pues a mí, el jefe me dijo: No te preocupes, Pepe Toño”, comenta el huésped de las oficinas gubernamentales.

Repito, creo que la FGR y la UIF están realizando un buen trabajo.

¿Investigarán a todos?

El tema de Meade parece complicado para fiscales y jueces. No solo representa al poder político, también, al económico y social.

Estamos por atestiguar si las pesquisas abarcarán realmente al montonal de presuntos culpables señalados con nombre y apellido en La Estafa Maestra, o si Rosario Robles, al más puro estilo priista, será el “Quinazo” o el “Elbazo” del sexenio.

Razones y Pasiones

Entrevisté a la periodista Peniley Ramírez sobre el reportaje #AncianosDePapel.

Ahí se revela otro esquema de presuntos desvíos por más de 18 millones de dólares durante la gestión de José Antonio Meade al frente de Sedesol. Se trata de un caso distinto al de #LaEstafaMaestra. Otro más que ojalá atienda la Fiscalía, la Función Pública y la Unidad de Inteligencia Financiera.

Twitter: @elisaalanis / Facebook: Elisa-Alanís-Zurutuza

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