Los procesos electorales de América Latina incluyen cada vez más mujeres como candidatas presidenciales con posibilidades de obtener los cargos más altos, como es el caso de la presidencia de la república. En Guatemala dos formulas presidenciales con posibilidades de llegar a la segunda vuelta están encabezadas por mujeres y en Ecuador, si bien hay una sola candidata presidencial, está postulada por Revolución ciudadana, el partido que en la elección anterior quedó en primer lugar en la primera vuelta electoral. En Argentina, si bien hay varias mujeres postuladas debemos esperar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto para ver quienes obtienen más del 1.5% que les permite competir en la primera vuelta electoral. En México hay expectativas de que sean mujeres quienes disputen la presidencia en 2024.

En América Latina existe una confrontación entre distintos proyectos políticos que podrían sintetizarse entre gobiernos progresistas y conservadores, en los procesos electorales más recientes se han afianzado las propuestas progresistas, pero quienes encabezan los procesos son habitualmente hombres con vicepresidentas mujeres, cómo son los triunfos de Petro en Colombia y Fernández en Argentina.

Me parece importante estudiar la correlación entre las candidatas presidenciales mujeres y las propuestas programáticas de las mismas. Tomando en cuenta como se relacionan con la llamada propuesta progresista o conservadora en los Estados Unidos. Debemos recordar que, en el contexto del Norte, los progresistas se asumen como defensores del aborto, de los derechos de las comunidades LGTTTBQ y la legalización del cannabis, siendo llamados “pro derechos”, mientras que los conservadores se oponen al aborto, cuestionan las reivindicaciones de los colectivos LGTTTBQ y de los consumidores de las llamadas “drogas blandas” y suelen autodenominarse “provida”.

En el contexto europeo tenemos las próximas elecciones en el Reyno de España donde la alianza de izquierda SUMAR vetó la candidatura de Irene Montero (Podemos) pues temen que les resten votos de los “moderados” que disienten de la llamada Ley Trans, que desarrolla un conjunto de derechos para esta comunidad y que ha sido retomada como estrategia electoral por la derecha y la ultraderecha española, cuyos postulados se proyectan en las derechas latinoamericanas.

En los Estados Unidos la cancelación del derecho al aborto por la mayoría conservadora en la Corte Suprema de Justicia ha transformado esta decisión en un tema electoral que repercutirá en las elecciones presidenciales de 2024. Los republicanos y particularmente Trump lo manejan como un logro de su gestión y esto es reivindicado por los fundamentalistas cristianos (evangélicals) e integristas católicos, no es compartida por otras corrientes protestantes, ni por los progresistas católicos. Biden, el segundo presidente católico se inscribiría entre los “proderechos”, siendo repudiado por los católicos conservadores que exigen su excomunión. Debo mencionar que su vicepresidente Kamala Harris, bautista de tradición afro, es repudiada por los bautistas del sur que son conservadores. Por lo contrario, en América Latina la dicotomía conservadores vs progresistas está centrada en cuestiones económicas y sociales, más que en aspectos de moral sexual y familiar.

En América Latina, las candidatas mujeres con posibilidades de triunfo no han enarbolado posiciones “proderechos”, sino que han sido habitualmente conservadoras en materia familiar. En Guatemala los resultados electorales preliminares de este domingo 25 de junio, indican que una vez más, Sandra Torres del partido Unión Nacional de la Esperanza, quien tiene de vicepresidente a un pastor evangélico neopentecostal competirá en la segunda vuelta electoral probablemente contra Semilla, un partido que lleva una mujer como vicepresidenta. Torres ha levantado un programa Profamilia, con estrategias asistencialistas

En Ecuador la candidata presidencial de Revolución ciudadana, un partido de izquierda, cuyos resultados electorales de febrero de este año indican que irá a una segunda vuelta electoral en las elecciones del 13 de agosto: Luisa González Alcívar la única mujer ecuatoriana que compite por la presidencia se ha manifestado en contra del aborto por violación y como Asambleísta votó en contra de esta medida asistiendo a las sesiones con un pañuelo celeste, símbolo de los sectores provida. Aunque en materia política estaría más alineada con la agenda progresista de Petro y Arce en Colombia y Bolivia y su líder Rafael Correa está asilado en Venezuela.

El desafío que tenemos quienes estudiamos las relaciones entre religión y política en América Latina esta en construir nuestras propias categorías analíticas, evitando aplicar marcos conceptuales construidos en otras realidades.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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