Las estructuras de los aparatos eclesiásticos han sido controlados en su mayoría por hombres que están convencidos que por legitimidad les corresponde en control de la Iglesia. El argumento más socorrido es que Jesús y los doce apóstoles eran hombres, por ello existiría una misión consagrada a este género. En el cristianismo primitivo esto no era así, en un libro excelente, y muy poco divulgado, “Cuando Las Mujeres Eran Sacerdotes (En los orígenes del Cristianismo)” y que lleva como subtítulo “El liderazgo de las mujeres en la Iglesia primitiva y el escándalo de su subordinación con el auge del cristianismo, Karen Jo Torjensen, una teóloga norteamericana, profesora de la prestigiada Universidad de Claremont, analiza con un excelente trabajo de fuentes que en los primeros siglos del cristianismo las mujeres tenían un papel muy importante en la Iglesia y que detentaban el sacerdocio, al igual que los hombres.

Torjensen demuestra que la masculinización del sacerdocio fue parte del proceso de cooptación y asimilación del cristianismo como parte de su transformación en un aparato de estado. Diversos autores han destacado el papel del patronazgo femenino en el afianzamiento de la organización religiosa como lo reseña Amparo Pedregal ( ).

Un sacerdote considerado conservador como Josemaría Escrivá de Balaguer , el fundador del Opus Dei, hizo un interesante análisis del poder y autoridad de la Abadesa de las Huelgas, la cual ejerció durante siglos “un régimen extraordinario de jurisdicción cuasi- episcopal, aparte del señorío jurídico civil de su territorio”. El fundador planteó que, inspirado en el poder de la abadesa, utilizó este antecedente histórico para definir la organización del Opus.

En el mundo cristiano evangélico cada vez más distintas denominaciones históricas protestantes y las iglesias pentecostales han estado incorporando mujeres al sacerdocio y a posiciones episcopales. Dentro del movimiento de la Reforma Apostólica, un proceso mediante el cual los lideres religiosos se asumen como apóstoles, con todas las connotaciones simbólicas que esto implica, como apóstoles, rebasando los roles tradicionales de sacerdotes, pastores y obispos, existen mujeres que han fundado nuevas denominaciones y se asumen como “la apóstol”, enriqueciendo la nomenclatura eclesiástica con diaconisas, sacerdotisas, pastoras y obispas.

Recientemente el Papa Francisco se ha lanzado a innovar en la alta burocracia de la Iglesia Católica Romana incorporando mujeres a espacios de poder en la Santa Sede, con lo cual, las paredes del último reducto del poder androcéntrico dentro de las iglesias parecieron resquebrajarse. La estrategia ha sido un doble movimiento; por una parte, confió parroquias romanas a diáconos permanentes casados, quienes se trasladaron a vivir a la casa parroquial con su esposa e hijos; por otra parte, designó mujeres en posiciones de mando dentro de la cúpula vaticana.

La designación de la religiosa Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos produjo consternación en el episcopado, una función, hasta ahora exclusiva de los hombres. Una mujer revisando las postulaciones de los futuros obispos fue contra todos los mecanismos de manejo de esferas de influencia en la institución. La jurista italiana Francesca Di Giovanni quedo al frente de las relaciones multilaterales, en la sección de relaciones con los estados. La religiosa española Carmen Ros está de Subsecretaria en la Congregación de Vida Consagrada y dos laicas italianas (G. Gambino y L Ghisoni) son subsecretarias en el Dicasterio de Laicos, Familia y Vida. La teóloga argentina Emilce Cuda, fue promovida como secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, la vicegobernadora de la Ciudad del Vaticano es una mujer y en el Consejo de Economía hay cinco laicas.

En una de sus habituales conferencias de prensa, regresando del viaje al Reino de Baréin (noviembre 2022), Francisco fue más programático. Critico la misoginia, el machismo y la violencia contra las mujeres y afirmo que: “Las mujeres aportan lo suyo. No tienen que volverse como los hombres, no, son mujeres, las necesitamos. Y una sociedad que cancela a las mujeres de la vida pública es una sociedad que se empobrece. Se empobrece. Igualdad de derechos, sí, pero también la igualdad de oportunidades, igualdad para ir adelante, porque de lo contrario se empobrece.”

En octubre de 2016 el Papa viajó a Suecia para continuar el diálogo con los luteranos y fue recibido por la Obispa de la Iglesia Luterana Sueca para festejar los 500 años de la Reforma, en el marco del diálogo con los cristianos (y Hermanos separados), queda la pregunta si alguna vez el líder de la Iglesia Luterana será recibido por una Papisa en Roma.

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Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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