“El Papa va a morir sin conocer las finanzas del Vaticano, lo que piensa un jesuita y cuántas ordenes femeninas hay en la Iglesia” Proverbio eclesiástico.

Las incógnitas se van despejando, ya el Papa es un jesuita, que prohibió a los obispos que implementaran congregaciones religiosas sin consentimiento del Vaticano, nos quedan las finanzas. Cabe preguntarnos si es posible conocer la estructura financiera de la Iglesia Católica. Probablemente el misterio es insondable, pero daré algunas pistas al lector.

El tema es de suma actualidad por el juicio al cardenal Becciu, quien es juzgado junto con nueve presuntos cómplices por malversación de fondos de la Santa Sede, se calcula que se dilapidaron sospechosamente mas de 400 millones de libras esterlinas. Poco antes del inicio del juicio el Vaticano consideró adecuado informar que distintas obras pontificias eran propietarias de alrededor de cinco mil propiedades en Italia de las cuales alrededor de cuatro mil estaban destinadas a actividades institucionales, o rentadas a precio “muy bajos”. Aunque reconoció también que cerca de mil inmuebles estaban rentados a precios del mercado, es importante mencionar qué en función de los Tratados de Letrán firmados el 11 de febrero de 1929, entre Mussolini y Pio XI el Vaticano no paga impuestos en Italia.

No me parece interesante comentar las vicisitudes de juicio, el primero que la Santa Sede inicia contra uno de sus cardenales que además llegó a ser Sub-Secretario de Estado y tener acuerdos diarios con Francisco, pues la prensa nacional e internacional le da un seguimiento al mismo, que además para incrementar las expectativas fue diferido hasta octubre. Mejor hablemos de las finanzas del Vaticano. Recientemente la Iglesia Católica española reconoció que había “inmatriculado” mas de 22,000 propiedades en ese país.

En la década de los ochenta del siglo pasado los países latinoamericanos atravesaron una grave crisis financiera y literalmente no podrían pagar ni siquiera los intereses de la deuda externa. El caso mexicano fue un modelo de caos financiero y de administrar la “abundancia petrolera” pasó a la hiperinflación. El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Nicholas Brady, lanzó una propuesta que sería llamada el Plan Brady, que consistía en comprar la deuda de los países latinoamericanos a precio de “bonos basura” y además la parte mas leonina del convenio era que los intereses de la deuda se definían cada seis meses, con una tasa de interés definida por los acreedores.

La información que recibí a inicios de los noventa era que la deuda mexicana había sido refinanciada por ciertos sectores de la Iglesia Católica y que habían puesto como condición el cambio en las relaciones estado iglesia en México, además de un trato preferencial a los sectores conservadores de la Iglesia. Como mis fuentes eran bastante confiables y además había recibido versiones similares de altos funcionarios con posiciones relevantes, decidí entrevistar a un alto funcionario de un organismo financiero internacional para verificar si esto era verosímil. Me explicó que el Sistema Financiero Internacional tomaba recursos de fuentes privadas, que a su vez administraban recursos de otros fondos financieros, de tal manera que era “muy difícil” conocer realmente de quién era el dinero. También era posible que esos intermediarios financieros recibieran instrucciones de los dueños del dinero para solicitar (exigir) determinadas condiciones o determinaciones que estaban en documentos adjuntos, los cuales no se daban a conocer públicamente, pero que los gobiernos debían cumplir a rajatabla.

También le pregunté sobre si sería factible que la Iglesia Católica financiara programas de este tipo, su respuesta fue más interesante, “la Iglesia participa o es dueña de muchos fondos de inversión”, también aclaró “muy difíciles de identificar”. Mi entrevistado era lo que técnicamente llamamos los antropólogos un “informante clave”.

Siguiendo en la búsqueda de información entrevisté a un sacerdote, perteneciente a una Orden religiosa, quien había tenido actividades institucionales en torno al manejo de recursos. Me explicó que las instituciones religiosas habían tenido fuertes pérdidas por la quiebra del Banco Ambrosiano y que desde entonces preferían poner su dinero en el circuito financiero de los Estados Unidos y que ya no confiaban en el escenario europeo. Agregó que México, por su vecindad con los Estados Unidos era clave en el trasiego de recursos de América Latina y de otras partes del mundo, aunque no quiso darme detalles operativos.

https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/articulo:21510

También me explicó que los bienes de la Iglesia no estaban consolidados en una sola estructura, cada Orden y Congregación religiosa, así como las diferentes diócesis tenían su propia estructura financiera, además de lo que pudiera manejar la Santa Sede o sus Dicasterios. El libro publicado por Raúl Olmos (2015) sobre la Legión de Cristo y su estructura corporativa financiera empresarial, es muy interesante por su documentación y seriedad, empero sólo nos explica cómo funciona una de dichas estructuras financieras que me mencionaron mis entrevistados anteriores.

Después de estas entrevistas seguimos convencidos que el Papa nunca conocerá las finanzas de la Iglesia.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH.

Google News

TEMAS RELACIONADOS