“Muchos se extraviaron de la fe porque la raíz de todos los males es el amor al dinero”. Pablo a Timoteo, cap. 6 versículo 10.

En una colaboración anterior ( ) analicé las transferencias que hacen distintos estados de América Latina a las iglesias y particularmente a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. En muchos países de América Latina las transferencias de recursos son legales. En Argentina los obispos cobran el equivalente al sueldo de un juez, alrededor de 4,000 dólares, además el 40% del clero cobra sueldos por vivir en provincias fronterizas y/o porque desempeñan cargos de capellanes en hospitales, e instituciones de asistencia, también con remuneración. Debemos mencionar al clero de las fuerzas armadas y policiales que también tiene rango militar y cobran sueldos equivalentes. El obispo de las fuerzas armadas cobra como General de División. También en Chile y otros países de la Región los gobiernos pagan los sueldos de los profesores de religión en las escuelas públicas.

En México estas transferencias están prohibidas por la Constitución mexicana y la legislación nacional prohíbe que se descuenten las donaciones a las iglesias de los impuestos. Hay una vigilancia estrecha del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) sobre las iglesias para detectar la evasión de impuestos por parte de los ministros de culto y las respectivas asociaciones religiosas (nombre legal de las iglesias en México). Representantes legales de varias iglesias me comentaron que fueron acreedores de fuertes multas por alrededor de 100,000 dólares por no llevar su contabilidad en regla y en otros casos se embargaron sus cuentas por transferencias de recursos a paraísos fiscales. Estas demostraciones de “músculo” recaudatorio se han hecho efectivas sobre las iglesias no católicas que son pequeñas y en muchos casos están estigmatizadas por la opinión pública.

La Iglesia Católica gozó durante mucho tiempo de subsidios gubernamentales “discretos” y generosos. Además de la posibilidad de aplicar conductas similares, sin que los funcionarios gubernamentales se atrevan a decir nada. El prestigiado periodista de investigación Raúl Olmos publicó en 2015 un libro muy documentado sobre los manejos financieros de la Legión de Cristo, que por su contundente documentación acreditaría una investigación de oficio. Lo más notable es la reciente información emitida por la Secretaría de Gobernación (Ministerio de Interior) mexicana informando a la Cámara de Diputados que en sus archivos no tenían ninguna denuncia por abusos sexuales de la Legión de Cristo ( ). Este documento emitido el 17 de marzo de este año llamó la atención de los especialistas y fue desmentido por la propia Legión de Cristo que el 22 de ese mismo mes reconocía los abusos del fundador Marcial Maciel y otros sacerdotes. Aunque esto ya había sido reconocido públicamente dos años antes, y el número de sacerdotes era mayor.

El asunto tomó un carácter más dramático con motivo del juicio de extradición del exgobernador de Chihuahua Cesar Duarte detenido en los Estados Unidos. Este personaje tenía una “nomina secreta” donde pagaba fuertes sumas de dinero a políticos de diferentes partidos para ganar sus voluntades. En la acusación judicial están los pagos mensuales de 100,000 pesos (5,000 dólares) a los obispos y 200,000 pesos al Arzobispo (10,000 dólares). Algunos políticos evidentemente afectados por el escándalo devolvieron las cifras recibidas acogiéndose al “criterio de oportunidad” judicial para evitar ser enjuiciados. Los jerarcas católicos no han dicho nada al respecto, tampoco negaron ser beneficiados con esos pagos, notoriamente ilegales. Estos hechos confirmarían versiones recogidas por varios colegas de fuertes financiamientos gubernamentales a nivel federal y local. No podemos olvidar que el entonces candidato Peña Nieto fue acompañado de 11 obispos de Estado de México para presentarle a Benedicto XVI a su prometida. El viaje fue con pasajes en primera clase y con alojamientos pagados en hoteles de lujo. La Conferencia del Episcopado Mexicano no ha dado ninguna explicación y esto sería importante por razones elementales de transparencia.

¿Qué harán quienes fiscalizan los dineros de nuestros impuestos? Probablemente nada, pues como dijera el Quijote hace mas de 500 años: “Con la Iglesia hemos topado, Sancho. Pues tuerza riendas Su Merced y corte por el campo”. Le recomendó su experimentado acompañante.

ENAH-INAH

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