Las noticias recibidas desde Perú son alarmantes. Martín Vizcarra quien fuera designado vicepresidente segundo hace cuatro años y quien había asumido el cargo ante la renuncia del presidente Kuczynski , acusado por el escándalo Odebrecht, fue destituido por el Congreso acusado de recibir sobornos cuando era gobernador de Moquegua. Las acusaciones fueron recibidas con desconfianza por la mayoría de la población peruana pues la mitad de los congresistas están acusados de corrupción y se escudan en el fuero parlamentario para evadir la justicia. El presidente del Congreso que asumió la presidencia ostenta 62 acusaciones por corrupción. Votaron también por la destitución, diputados que son a su vez dueños de universidades privadas de dudosa calidad que están interesados en el reconocimiento de sus presuntas universidades. Para incrementar la desconfianza, el presidente interino designó a personajes de la ultraderecha católica, Antero Flores-Araoz, el designado Primer Ministro, quien se hizo famoso por sus declaraciones misóginas y homofóbicas, se opuso firmemente a la penalización del delito de feminicidio y se refirió en forma despectiva a la colectividad LGTBQ .

El desarrollo de golpes de estado, por los congresos, no son una novedad en el panorama sudamericano, no podemos olvidar la destitución del exobispo Lugo en Paraguay, de Dilma Rousseff en Brasil, y más recientemente la toma de posesión de la presidencia de Bolivia por la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez, también católica ultraconservadora, que terminó con un fracaso estrepitoso en su gestión de menos de un año, y el regreso triunfante del depuesto Movimiento al Socialismo (MAS) que rebasó los resultados de la elección anterior. En este caso la realidad peruana es más compleja, la descomposición del sistema de partidos se inicio en 1990 y en la actualidad el Congreso es un arcoíris de fuerzas políticas donde ninguna consiguió más del 12%. Eso lo analicé en otro artículo donde ponía en evidencia la crisis y desaparición de los partidos evangélicos conservadores y la reconstrucción de la izquierda que, dividida en diversas facciones, llegó al 23%, con una escasa presencia parlamentaria por su dispersión que le impidió en tres casos rebasar el mínimo del 5% para tener diputados. https://www.eluniversal.com.mx/opinion/elio-masferrer-kan/actores-religiosos-y-crisis-politica-el-caso-peruano.

El presidente Vizcarra se había posicionado ante sectores de la población peruana por una serie de medidas adoptadas en torno a la pandemia y estaba en un proceso de legitimación por gestión. El nuevo Congreso boicoteaba todas sus propuestas y exigía constantemente la satisfacción de los intereses personales y de grupos de presión que tienen interés en legitimar prácticas corruptas. Finalmente lograron mayoría para destituir al presidente, y el presidente del Congreso quedó a cargo de la Presidencia de la República. Este golpe parlamentario fue rechazado por amplios sectores de la población que salieron a las calles a protestar a pesar de la pandemia. La policía reprimió en forma brutal a manifestantes, con un saldo de dos muertos, centenares de heridos y cinco desaparecidos.

La jerarquía eclesiástica repudia el golpe

La Jerarquía peruana está alineada con el papa Francisco: el Arzobispo de Huancayo y cardenal, Pedro Barreto, es jesuita y declaró a RPP que las movilizaciones de protestas no son para defender al depuesto presidente, sino que son reflejo de “la indignación de la sociedad” ante una medida“que no ha sido legal”. “Aunque algunos puedan decir que ha sido legal, no se considera legítimo, porque la sociedad tiene también una palabra que decir”. La vacancia presidencial “ha cumplido el proceso legal en la forma y no en el espíritu de la ley que busca el bien común de las personas” y llamó al Tribunal Constitucional a que declare la inconstitucionalidad de esta medida arbitraria. El Arzobispo Primado de Lima, Alberto Castillo, (quien fuera capellán de la P. Universidad Católica, bajo la orientación de la Compañía de Jesús) se pronunció en forma contundente: "El diálogo también tiene sus formas de manifestarse, por eso es que la indignación que está manifestando la gente debe saber escucharse con nitidez y sinceridad, no modificar la intencionalidad, es cierto que la gente debe estar asediada por la pandemia, pero el problema no es ese. La cosa se dirige directamente hacia la conciencia democrática y defensa democrática del país”. El Arzobispo de Trujillo, presidente de la Conferencia del Episcopado Peruano y de la CELAM, se pronunció en el mismo sentido. https://www.religiondigital.org/america/Mon-Carlos-Castillo-Matalodispara_0_2286971286.html

Las fuerzas armadas del Perú se declararon respetuosas del orden constitucional, desconocieron a Merino y no asistieron a sus convocatorias; situación que lo obligó a renunciar. La situación nos muestra una vez más la incapacidad de los políticos para salir de su laberinto y la autoridad moral de sectores de la Iglesia vinculados con Francisco que tienen propuestas en el medio del caos. Finalmente, los diputados designaron al Ing. Francisco Sagasti, diputado por el Partido Morado de centro izquierda. profesor de P. Universidad Católica del Perú y de la Universidad del Pacífico, ambas orientadas por los jesuitas y que cuenta con una amplia experiencia en instituciones gubernamentales peruanas y el Banco Mundial. Esperemos que sepa llevar el timón de la República en los cinco meses que faltan para las elecciones en ese sufrido país.


ENAH-INAH

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