Durante el segundo año de ejercicio legislativo, el Senado trabajó en favor de México, privilegiando la negociación y el consenso para impulsar un proyecto de nación que incluyera a los grupos más vulnerables y para cerrar las grietas que la emergencia sanitaria y económica abrieron.

Bajo la nueva cotidianeidad que exige el Covid-19, se inauguró el trabajo a distancia, con el uso de herramientas tecnológicas para mantener la sana distancia y evitar los contagios. Al respecto, reconocemos que las circunstancias demandan que a la brevedad se modernice el marco jurídico para hacer posible normalizar dicho trabajo de manera virtual, en contingencias o situaciones de emergencia.

En este entorno, es de destacarse la labor de la senadora Mónica Fernández Balboa que, como presidenta de la Mesa Directiva del Senado, y ante la emergencia que vivimos, supo darle continuidad al trabajo legislativo con profesionalismo, dedicación y apegada a la legalidad.

Bajo un ambiente de concordia, en la Comisión de Puntos Constitucionales, que me honré en presidir, se realizaron cambios a nuestra Constitución Política que incluyeron la tutela de derechos en materia de bienestar, se puso en el centro del debate la atención a los grupos más vulnerables; se logró avanzar hacia una mayor participación ciudadana con la regulación de los mecanismos de consulta popular y revocación de mandato; también, avanzamos en la prohibición para condonar impuestos.

Este trabajo se llevó a cabo bajo un ejercicio de amplio consenso entre todas fuerzas políticas, a cada uno se le respetó su manera de pensar; se reconocieron los disensos, pero se optó por acercar nuestras coincidencias, es por eso que ésas importantes reformas a la Constitución trascendieron.

El combate a la corrupción y contra quienes falsifican facturas es un claro ejemplo de las coincidencias que tuvimos para desterrar la impunidad, los privilegios y el compadrazgo que solapan el desfalco a la hacienda pública. Asimismo, destaca la aprobación de modificaciones a diversos ordenamientos para armonizarlos con las normas y compromisos derivados del T-MEC.

Para el tercer año de ejercicio legislativo, ante las circunstancias que prevalecen con la pandemia, la crisis sanitaria y económica, tendremos que redoblar esfuerzos. Como presidente de este órgano colegiado, he asumido el compromiso de ser un facilitador para el trabajo legislativo, promover el diálogo y la tolerancia, enfatizando que el derecho a disentir, el respeto a la pluralidad y a las decisiones de la mayoría, serán eje en la conducción de los debates.

Con los otros poderes, el Ejecutivo y el Judicial, mantendremos una relación con estricto sentido republicano y con las entidades federativas habrá diálogo, apertura y respeto al federalismo.

El próximo año habrá procesos electorales locales y federales, reconozco que los senadores no podemos ser ajenos al desenvolvimiento de esas contiendas, pero debemos tener la capacidad de separar lo que es meramente legislativo de la temporalidad de las disputas políticas, para que no nos lleven a la parálisis legislativa.

El país pasa por momentos complejos. La realidad exige redoblar esfuerzos y el Senado, no puede, ni debe detenerse. Por el contrario, está llamado a conciliar, para construir y ofrecer las respuestas que el país requiere. El trabajo legislativo que se tiene por delante exigirá un ambiente de consenso, concordia y colaboración para legislar sobre diversos temas.

Corresponderá a los grupos parlamentarios definir una agenda legislativa, que privilegie el bien común, las personas y la protección de sus derechos humanos. El compromiso es con el país y con cada uno de aquellos a quienes representamos, ese es el reto de legislar en tiempos de pandemia.

Senador de la República

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