En nuestro país, la historia del petróleo, como muchos otros tópicos, ha estado en una lucha de intereses con las empresas extranjeras. Así, en el año de 1935 con el apoyo del gobierno federal, que era encabezado por el General Lázaro Cárdenas del Río, nació el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), con el objetivo de reclamar la reivindicación económica de nuestro país.

Esta lucha pugnaba por una semana laboral de 40 horas, el pago salarial durante enfermedades de los trabajadores, indemnización familiar en caso de muerte o incapacidad total, un salario mínimo de 5 pesos, el derecho a una jubilación, entre otras cosas.

Luego de un laudo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), el 18 de marzo de 1938, se expidió un decreto presidencial para la nacionalización del petróleo, que para ese entonces era explotado por 17 compañías extranjeras.

Con este decreto el gobierno mexicano expropió maquinaria, instalaciones, edificios, refinerías, estaciones de distribución, embarcaciones, oleoductos y todos los bienes muebles e inmuebles, de compañías como la Royal Dutch Shell, la Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation, la Stanford, entre muchas más y sus filiales.

El Estado mexicano tendría, en sus manos, el control sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, lo que se traduciría en la obtención de más recursos económicos, y con ello el fortalecimiento de las finanzas públicas.

El 7 de junio del mismo año, se fundó Petróleos Mexicanos (PEMEX), paraestatal con facultades para realizar todos los trabajos de exploración, explotación, refinación y comercialización del petróleo en nuestro país.

Es necesario recordar y conmemorar esta importante acción presidencial del General Cárdenas, pues con un sentido de nacionalismo, el cual también Licenciado Andrés Manuel López Obrador, ha dado muestra de una férrea defensa ante aquellos que deseen vulnerar nuestra soberanía.

Como sabemos, México y Estados Unidos comparten miles de kilómetros en sus fronteras, existe una relación comercial traducida en miles de millones de dólares y con ello hemos conformado una de las regiones económicas más grandes del mundo, como mexicano tengo la plena seguridad de que no se permitirá, como en 1930, la pretensión intervencionista.

La cooperación internacional y el reconocimiento de la soberanía de cada una de las naciones, aparejadas con la buena política y la diplomacia, serán útiles para que las naciones, encuentren siempre los acuerdos para un Estado de bienestar.

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