En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal. Kennedy

La carrera presidencial de los Estados Unidos ha adquirido un nuevo interés. Michael Bloomberg , magnate de los medios de comunicación y ex alcalde de Nueva York anunció su intención de “derrotar a Trump y reconstruir América” en las elecciones que se llevarán a cabo en 12 meses.

Las redes sociales se han llenado de muchos comentarios al respecto, alguno casi religiosos, sobre la confianza que este empresario de origen judío inspira entre muchos, pero no es algo sencillo de que ocurra.

Y es que a pesar de esta simpatía que ha despertado, Bloomberg tiene algunos obstáculos importantes que salvar antes de siquiera pensar en alzarse con la candidatura demócrata y enfrentar al actual presidente estadounidense en las elecciones de noviembre 2020.

Los primeros obstáculos son de carácter técnico. El porcentaje de apoyo que tiene de arranque es muy bajo, alrededor de 2%, lo cual ni siquiera le permitiría acceder a carearse con los otros aspirantes demócratas en el primer debate de ese partido. Eso y lo tardío de la postulación (un año antes de la elección se considera tardado en Estados Unidos), le complican mucho el panorama.

Aquí lo que primara será la fuerza y e inteligencia de su equipo de campaña y el uso de todos los recursos a mano para reducir su desventaja.

El segundo tipo de obstáculos son las sucias fortalezas con las que cuenta el actual ocupante de la Casa Blanca: la postverdad, la generación de paranoias conspirativas, el tema étnico-religioso y la agresividad insultante de Trump, que suele desarmar a sus contrincantes.

Sin embargo, a riesgo de pecar de optimista, yo veo algunas fortalezas significativas en Bloomberg, que merecen que no se le descarte de inmediato como un posible caballo negro en la carrera presidencial.

La primera es que, a pesar de que fue alcalde de Nueva York, Bloomberg no se encuentra completamente percibido como un político tradicional, sino más bien como un self made man que se metió en la política para ayudar a su comunidad.

Esto le otorga la posibilidad de desbaratar el discurso antisistema de Trump y, de paso, lo coloca como su opuesto. No se le puede acusar de ser, como en el caso de Hillary, un ex funcionario que debería encontrase tras las rejas, algo que está por verse en el caso del impeachment presidencial.

Sumado a esto, no pesan sobre su cabeza acusaciones sobre la forma en que hizo su fortuna como es el caso de Trump, señalado por excepciones tributarias y operaciones fraudulentas.

Por otro lado, se encuentra la cuestión de que Bloomberg es judío. Por horrible que nos pueda parecer que una campaña se pudiera basar en la característica étnico-religiosa de uno de los candidatos es algo que NO se puede descartar de parte de Trump, un tipo sin moral, escrúpulos ni la inteligencia suficiente para ver sus propias abominaciones.

Los discursos de odio son algo que el anaranjado presidente maneja bien y con fluidez, basta recordar la forma en que se burló de la discapacidad del periodista Serge Kovaleski para entender hasta dónde puede llegar en la denigración de los demás.

Aquí la posible fortaleza del nuevo precandidato se encuentra en el equipo de comunicación que podría armar para su campaña, un equipo capaz generar la percepción de que es el defensor de todas las minorías, grupos étnicos y naciones que Donald ha agredido e insultado. Y si no, al menos establecerlo como una opción que demuestre respeto, comprensión y apoyo hacia ellos.

Finalmente, quizá una de las fortalezas de Bloomberg la haya construido el mismo Trump desde el inicio de su precampaña y es su activa beligerancia contra los medios de comunicación, a los cuales ha atacado y desvirtuado en todo momento.

Quizá por ser un magnate de medios, Michael Bloomberg pueda aglutinarlos, tradicionales y sus expansiones en los social media, para contrarrestar de forma efectiva la construcción de las realidades alternativas de Trump.

En otras palabras, Bloomberg podría transformarse en el motor que impulse, como dice en su lema de campaña, una reconstrucción del respeto a las reglas, las leyes y los derechos de todos en su país.

Por esto, a pesar de los obstáculos, creo que no debemos descartar un enfrentamiento entre las dos figuras neoyorquinas por ganar la presidencial el año próximo.

@HigueraB

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