No es lo que miras lo que importa, es lo que ves
Henry David Thoreau


Hace tiempo, un par de décadas mas o menos, me enteré de una anécdota del tiempo en la que las monarquías europeas enviaban sus barcos y soldados a explorar y conquistar territorios alrededor del globo.
En realidad, se centraba en el pueblo original y o en los europeos. De acuerdo con el relato nadie de los que vivían en esa costa pudieron percatarse de la presencia de los navíos de los conquistadores, debido a que nunca habían visto algo semejante y su percepción se encontraba limitada por su conocimiento. 
La historia culminaba relatando cómo el chamán local logró ver las naves, al percibir algo raro en la forma en que el mar se movía, lo que disparó su curiosidad y lo llevó a acercarse hasta poder observarlas. Este hecho permitió que su pueblo pudiera captar por fin lo que se les venía encima, en forma de carabelas y bergantines.
Confieso que durante años dudé de tal historia, pues implica que nuestra forma de ver la vida tiene un componente cultural y costumbrista tan potente que podía modificar la realidad, es decir como la construimos en nuestro interior.
Pero esta semana me di cuenta de que la narración tiene fuertes posibilidades de ser veraz, gracias al debate que han levantado en México los video escándalos de la semana pasada. Cada quién observa o que cree que es la realidad, al tiempo que niega aquello que, para muchas otras personas, es evidente como si se tratara de un barco flotando en el mar.
Por un lado, tenemos a la mal llamada oposición, que no son sino una serie de personalidades desconectadas entre sí y aún más de la realidad, creyendo que comandan una flota conquistadora cuando no han logrado ni siquiera botar un barco que pueda alcanzar a flotar dignamente.
Los videos de maletas de dinero son elocuentes, quizá demasiado, del nivel que se alcanzó en anteriores gobiernos para hacer “política”. El remate de la declaración acusadora de Lozoya fue una llamada a despertar y reagruparse, que pasó de largo. Los barcos que no ven en este caso se llaman autocrítica y renovación.
Por el otro, tenemos al grupo de vociferantes (que no voceros) del actual gobierno que, a pesar de tener un chamán que agradece a Pachamama el gobierno que encabeza, son incapaces de ver que el video que se difundió esta semana es un reflejo de las viejas prácticas que, en lugar de erradicarse, se han replicado.
Tanto unos como otros han decidido sacrificar elementos esenciales para el funcionamiento real de una democracia: ética, legalidad, debido proceso, prudencia, debate civilizado y sobre todo, límites a las acciones que están dispuesto a realizar con tal de obtener su victoria, acompañada de la total devastación de “los otros”.
No obstante, toda la porquería que ha salido a flote, más la que seguramente flotará en breve, tendrá un efecto clarividente entre los ciudadanos que no somos incondicionales de ninguno de los dos extremos.
Una creciente clarividencia acerca de quiénes son realmente los que manejan y han manejado el país desde hace décadas que tendrá efectos en 2021. Uno de ellos un abstencionismo galopante que solo reforzará la posición del gobierno y el encono de sus opositores políticos.
En otras palabras, la percepción que este conflicto puede dejar en la ciudadanía será que el barco que debería flotar frente a nosotros es, en realidad, un naufragio sin remedio. El país no pertenece a un presidente, tampoco a una clase política que medró durante décadas a nuestras costillas y le cuesta aceptar que ha sido sustituida por otro grupo igual de rapaz pero que no salpica ni reparte.
El 2021 el barco que debemos ver y abordar es el nuestro. Para lograrlo, los ciudadanos estamos obligados a crecer y madurar de forma súbita y profunda. Tendremos que revisar carreras y reputaciones de candidatos, exigir y dejar de aplaudir, percibir claramente a los que tratan de conseguir nuestro voto de forma completa y elegir, quizá, al menos malo.
Es el momento de dejar de ver solo el bajel de los piratas en nuestro mar y empezar a creer que podemos construir nuestro propio navío.
Los video escándalos continuarán, usémoslos para ver quiénes son expuestos de la oposición e investiguemos quienes son. Al mismo tiempo, revisemos si el gobierno hace uso de estos elementos acorde a la ley, investiga respetando los derechos de cada presunto culpable.
Solo así podremos decidir nuestro voto correctamente, montando en la ola que estos barcos corsarios tripulados por políticos impresentables y usarlas para surfear hasta una playa que nos beneficie.
De lo contrario nos ahogaremos, por no ver ni percibir ninguna table de salvación.
#LosMexicanosMerecemosMas

@HigueraB

 

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