El debate sobre los Libros de Texto Gratuitos (LTG) y la Nueva Escuela Mexicana (NEM) sigue vigente. Apenas hace unos días la revista Nexos publicó su número 549 (septiembre de 2023), que intituló La imposición educativa, en el que aparecen 13 textos (cerca de 40 páginas) dedicados al controvertido tema. Mientras que unos autores hablan de una visión general del modelo educativo como las oportunidades perdidas, la utopía comunitaria, el énfasis en lo ideológico y el desprecio por las ciencias; otros hablan de problemas pedagógicos como la ausencia de secuencias didácticas, las tareas desorbitadas, los escasos de recursos, la falta de evaluación y los problemas que dejó la pandemia; y otros más tocan deficiencias importantes en la enseñanza de la lectura, las matemáticas, las ciencias y la historia, para terminar con los problemas legales que generó el desapego a la Ley por parte de la SEP.

Un tema de mayor relevancia que no se ha abordado en esta discusión es el relacionado con la forma en que los escolares aprenden, ya sea adentro o fuera de la escuela. Como el aprendizaje es el fin último de la educación, entender cómo funciona este proceso básico del ser humano es vital para que los docentes puedan transferir dicho conocimiento al aula. Esta información la proporciona las ciencias que estudian el aprendizaje de los individuos como la Psicología cognitiva, la Psicología evolutiva y las Neurociencias, y otros procesos básicos del pensamiento como la percepción, la memoria y la motivación. Sin entender cabalmente la forma en que se produce el aprendizaje, la enseñanza no deja de ser una práctica medieval orientada por la práctica, la intuición y la improvisación, sin un soporte basado en evidencias científicas. La efectividad de los métodos didácticos depende de muchos factores: la edad y el desarrollo intelectual del estudiante, las competencias adquiridas previamente, la disciplina escolar a enseñar, el tamaño del grupo, los apoyos didácticos disponibles, el contexto escolar y social, etc. Sin embargo, la variable más importante en la enseñanza es la comprensión que tengan los docentes sobre la forma en que se produce el aprendizaje en sus estudiantes. De ello dependerá, en gran medida, el método pedagógico que utilice en clase en cado uno de los campos del conocimiento.

Sin duda, la enseñanza tiene mucho de arte, pero igualmente tiene una parte importante de ciencia, que hasta el momento apenas se empieza a transferir a las aulas. Es común escuchar que la experiencia del docente es la que debe definir la manera de impartir clases. Sin embargo, si la experiencia personal es la mejor manera de determinar qué es lo mejor para nuestros estudiantes, ¿por qué no estamos de acuerdo todos los docentes sobre los métodos que proporcionan mejores resultados de aprendizaje? Seguramente, porque lo que importa de nuestras experiencias personales es la interpretación que hagamos de ellas que, por lo general, está sesgada por la historia personal de cada uno de nosotros. Las personas tendemos a atender y recordar preferentemente la información que confirma las propias creencias, en detrimento de aquella que las contradice. En otras palabras, nuestros razonamientos y recuerdos están supeditados a mecanismos mentales que operan fuera de nuestra consciencia y nos condicionan cuando tratamos de analizar la realidad. Por ello, la solo experiencia docente es insuficiente para tomar buenas decisiones acerca del proceso de enseñanza-aprendizaje. Se requiere del conocimiento científico que apoye con evidencias la mejor forma de hacerlo, particularmente, para cada disciplina y nivel de desarrollo cognitivo de los estudiantes. Las didácticas especiales se encargan de estudiar, precisamente, la mejor forma de enseñar cada una de las disciplinas escolares que componen el currículo tales como las matemáticas, la lectura, las ciencias y la historia.

Si algo nos ha enseñado la investigación educativa es que ningún método de enseñanza es efectivo para todos los estudiantes, todos los propósitos y todos los contextos. Siendo así, uno se pregunta, ¿es efectivo como método único el aprendizaje basado en proyectos, como lo propone la NEM? y ¿es pernicioso realizar exámenes sumativos en todos los casos, como lo sugiere la SEP? Por desgracia, ni el modelo de la NEM ni los LTG se fundamentan en el conocimiento científico de las ciencias que estudian el aprendizaje ni en las didácticas especiales. Con el argumento de darle autonomía al docente, le dejan la responsabilidad de aplicar un modelo uniforme a todos los estudiantes, independientemente del grado que cursen y de la asignatura (o campo formativo) que impartan. Como bien lo señala David Block en Nexos, con el modelo de la NEM la enseñanza de las matemáticas retrocedió cincuenta años y algo similar sucede en las demás disciplinas: un modelo basado en ocurrencias no podrá tener un final feliz.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica educative A.C.

@EduardoBackhoff

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